¿Hay que hablar sobre los derechos humanos en Qatar? Sí, claro. Durante y después del mundial. Hay que hablar cada vez que sea posible. Porque es la única forma de reclamar por el cumplimiento de los derechos y garantías básicas en aquel país y en todos los otros del planeta.

De ninguna manera me parece una buena excusa para evitar el tema, en las crónicas periodísticas, sostener que en países occidentales también hay explotación laboral de inmigrantes o derechos humanos que no se cumplen. No son razones válidas. Hay que informar sobre la situación y reclamar a la distancia desde el lugar de cada uno.

Y hay que hacerlo porque todos somos parte del mundial. Es el único evento deportivo internacional realmente global, y que genera pasiones y capta la atención desde todos los rincones del planeta, y de manera intergeneracional. El video que se hizo viral y que expone el encuentro casual del Kun Agüero con un grupo de niños africanos, que bailan de alegría por conocer al ídolo, refleja el poder de llegada del fútbol y sus estrellas. Por esa inmensa capacidad de atravesar fronteras es central que el campeonato también sirva para concientizar y lograr más derechos en todos los países.

Vale repasar algunos datos de Qatar. Es un pequeño país de tres millones de habitantes y de enorme riqueza por poseer y explotar grandes reservas de petróleo y gas. Hace solo cincuenta años, antes del hallazgo, allí solo había una aldea portuaria productora de perlas. En 30 años, desde los 90 hasta la actualidad, se avanzó en el desarrollo y construcción de la impactante infraestructura edilicia que reluce en las imágenes de las transmisiones.

Sobre libertad de prensa, LGBTI+ y mujeres

Qatar es un emirato, es decir una monarquía. Una de carácter absoluto que gobierna un emir (un rey). Desde hace algunos años tienen también una especie de consejo, que solo en un 50 por ciento es elegido por la población, porque la elección de la otra mitad es potestad del emir. Allí no existe libertad de prensa tal como la entendemos en los países occidentales: si una información es considerada "tendenciosa", el periodista puede recibir una condena de hasta cinco años de cárcel y una multa de 25 mil dólares.

Tampoco se respetan los derechos de los homosexuales y no hay igualdad entre hombres y mujeres.

La homosexualidad está prohibida por la ley, y determinadas conductas consideradas "inmorales" pueden recibir penas de prisión de varios años.

Las mujeres no tienen igualdad de derechos con los hombres. Reciben menos herencia que los hermanos, pueden tener impedimentos legales o económicos para pedir el divorcio , y hasta los 25 años necesitan permiso de sus tutores para viajar al extranjero o firmar contratos, entre otras limitaciones.

Sobre denuncias de explotación laboral

Desde 2010, año en el que fue elegida sede por la FIFA, Qatar ha invertido cifras multimillonarias (únicas en la historia de los mundiales) para construir ocho estadios ultramodernos y numerosas comodidades urbanas y de movilidad para organizar la Copa.

Son los barrios y calles que caminan los periodistas y figuras de la TV en las transmisiones en vivo. Son esos imponentes escenarios, los monumentales hoteles, los puentes tipo Venecia o el barrio gastronómico que hace recordar a Miami, y que es foco de paseos y crónicas televisivas.

Pero en este punto el gran tema a informar es la manera en la que se construyeron todos esos edificios y locaciones.

Según datos de organizaciones, muchas personas han tenido que sufrir y morir para lograr la construcción de la infraestructura que hoy alberga al certamen. Se habla de 6500 obreros muertos (investigación del diario The Guardian), que no eran Qataríes, ya que las construcciones fueron realizadas en su gran mayoría por trabajadores inmigrantes de otros países pobres (Bangladesh, Nepal, Pakistán, Sri Lanka e India). Y los números de fallecimientos son solo estimaciones, porque el 70 por ciento de las muertes no se investigó; y se cree que fueron anotadas como de causas naturales o por insuficiencia cardíaca. De hecho, tal como denuncia Aministía Internacional (link), las autoridades del país (uno de los de más alto PBI del planeta) no reconocen que las condiciones laborales fueron la causa de miles de los decesos, para evitar reclamos de reparación de parte de sus familiares.

Tal como quedó expuesto en las investigaciones de ONG´s y periodísticas, habría existido una gravísima explotación laboral: los inmigrantes trabajaban en pleno desierto a temperaturas altísimas (de hasta 50 grados), en jornadas muy extensas, sin condiciones mínimas de protección y poco descanso. Además los obreros vivían hacinados en pequeñas habitaciones sin aire acondicionado, y habrían sido amenazados con la expulsión si no aceptaban las condiciones.

Según indican los informes, las peores condiciones se dieron entre 2010 y 2017. Porque desde ese año, y ante la presión internacional, Qatar se vio obligada a mejorar la legislación. Sin embargo Aministía Internacional señala que las mejoras estuvieron en los papeles pero no en la realidad.

Fútbol y derechos humanos

El mundial es una fiesta. Una instancia de emoción deportiva compartida entre las naciones de todo el mundo.

En Argentina somos muy futboleros y esperamos la Copa como en ningún otro país. Nuestra selección siempre es favorita y tiene las mayores estrellas mundiales del fútbol.

Sin embargo la pasión no debe tapar el lado sombrío de este mundial.

En Europa hay muchos referentes y figuras que se han declarado en contra de la Copa en Qatar, y dijeron que en rechazo no verían los partidos. Es el caso del actor español-argentino Juan Diego Boto. Lo explicó de la siguiente manera:

"Es un sitio donde no se respetan los derechos humanos básicos, donde no hay una democracia, donde tener una identidad sexual LGTBI está penado con cárcel y hasta con pena de muerte, donde las mujeres viven bajo un sistema de opresión... Realmente que se estén haciendo unos Mundiales ahí me parece lamentable. Yo no los voy a ver. Lo digo con dolor, porque ya ves, ¿a quién cojones le importa que yo no vea el Mundial? Eso no incide en nada, pero es una cuestión de que no me parece bien. Me cuesta entender que esto esté pasando", señaló. (link)

Tal vez la decisión del actor ha sido un tanto excesiva. Sin embargo lo importante es que el tema se hable aquí y en todas partes. Hay que decirlo y rechazar las violaciones a los derechos humanos en Qatar. Y que ese rechazo y el reclamo de muchas voces alrededor del mundo sirva para generar cambios. Allí y en cada rincón del planeta en el que no se cumplen.

Escrito por Sebastián Di Domenica