No es ninguna novedad. Es imposible no darse cuenta. En la ciudad de Buenos Aires hay cada vez más personas en situación de calle. Durante el día pasan desapercibidos por el ruido, el movimiento y la vorágine de la gente y las cosas que suceden. Pero en la noche es diferente. En barrios o zonas como el centro,  Palermo, Tribunales o Congreso, después de las 21, quedan solos a la intemperie. Y vulnerables ante el frío, la soledad, los riesgos, la lluvia, la suciedad o la  mirada de los caminantes ocasionales.

Son entre 3500 y 7500. La primera cifra es la relevada por la ciudad y la segunda, la que calculan algunas ONG´s. En ambos casos se reconoce que en el último año existió un crecimiento total de más de un 30 por ciento.

Se los ve en los zaguanes de los edificios. En las escalinatas de las entradas de oficinas. En lugares oscuros, retirados o medianamente alejados del lugar de  tránsito. En la vereda, en las ochavas de las esquinas. Pueden estar sobre colchones, y tapados con frazadas. O metidos en pequeñas carpas armadas con  cartones, cajas y hasta trozos de maderas.

Suelen ser en su mayoría hombres de mediana edad, solos o en grupitos, pero también hay mujeres mayores, y hasta familias completas con niños. Son  decenas,  cientos, miles. En diez cuadras de caminatas por algunas zonas, no alcanzan dos manos para contarlos. Y en una sola cuadra es posible sumar tres o  cuatro personas que usan la vereda para echarse a descansar, e intentar soñar.

Es desesperante pensar que la ayuda del estado no les llega o que no es suficiente. Están allí y esperan por alguna oportunidad para volver a tener un techo debajo del cual poder vivir, descansar y entrar para poder volver a salir.

Para aquellos que tenemos bastantes años, sabemos que la problemática viene desde hace décadas. Comenzó de manera clara en la segunda mitad de los 90.

Durante mucho tiempo, adicciones, alcoholismo o desequilibrios mentales explicaban en parte, un porcentaje de esas personas que estaban abandonadas en las  calles.

Pero ahora es diferente. En la ciudad más rica del país, el panorama es desolador. Cuesta recordar algún otro momento con tantas personas en esa situación. Tal vez en el 2001 o en el 2002, en aquella gran crisis que dejó afuera del sistema a tanta gente.

Programas existentes e insuficientes

En la ciudad de Buenos Aires y también a nivel nacional, existen leyes y diversos programas de asistencia a las personas en situación de calle. En la ciudad se  plantean tres tipos de ayuda. En primer lugar está la asistencia directa con bebidas calientes y abrigo en el lugar donde se encuentran (más la línea 108 a través de la cual se pueden informar casos de personas en situación de vulnerabilidad social). Ésta respuesta sirve para  afrontar la circunstancia puntual y nada más. 

Luego están los paradores, que son varios y que cuentan con un total de 3000 plazas, según informa la ciudad. Pero ésta medida tampoco ofrece una solución a  largo plazo: por los horarios que manejan, por el tipo de habitación y por ser inseguros para grupos familiares o para personas con pertenencias. Son entonces  también salidas circunstanciales: para afrontar la noche cruda, para algunos y con muchas limitaciones.

Por último están los subsidios de vivienda. Buscan que la familia o persona en situación de calle pague una habitación en un hotel. Pero suele ser complicado  acceder a estos beneficios. Y a su vez no siempre alcanzan para responder a la necesidad.

En paralelo se ofrecen servicios de salud (tema adicciones), talleres de actividades artísticas o de empleabilidad. En conjunto parece mucho. Pero  lamentablemente no alcanza. Y la situación se agrava año a año.

Ideas nuevas por nacer

La problemática de gente en situación de calle no es exclusiva de nuestra ciudad ni de nuestro país, Se repite en muchos otros lugares de América Latina y también en países de mayor riqueza y desarrollo como Estados Unidos o Alemania. Una película documental ganadora del Oscar, que se puede ver en Netflix, "Enseñame a volver a casa", reflejaba la problemática en EEUU de una manera cruda y dramatica, pero realista. También el programa del británico Simon Reeve  (BBC) expuso el caso de los homelees que viven en los huecos de las autopistas de Los Ángeles. Son ejemplos que permiten ilustrar la gravedad y la extensión  global del conflicto.

El aumento de personas en situación de calle tiene base en distorsiones económicas globales más profundas, y no solo las ligadas a la cuestión urbana. Están  relacionadas con el progresivo encarecimiento de la vivienda y el deterioro de las condiciones laborales. Sin embargo las ciudades y los gobiernos provinciales o nacionales tienen obligación de buscar soluciones transitorias para las personas que se encuentran ante esa dificultad.

Entre las diversas propuestas que he visto que se han implementado en algunos lugares del mundo, y que pueden llegar a ser aplicables en Buenos Aires, está el  caso de las microcasas. Pequeñísimas unidades habitacionales, que se arman y se instalan de manera rápida, y que pueden ser por un tiempo el hogar de  personas sin techo.

Se ubican en terrenos públicos o cedidos, para delinear comunidades que comparten sanitarios comunes, pero en los que cada uno cuenta con un espacio propio y privado.

Seattle ha implementado un programa llamado "Seattle Tiny Homes" que proporciona viviendas temporales en forma de mini casas para personas en situación de calle (https://www.seattle.gov/council/issues/past-issues/tiny-house-villages). Estas cuentan con servicios básicos y se ubican en terrenos designados. La ciudad de Portland tiene un proyecto llamado "Dignity Village" que ofrece microcasas a personas sin hogar (https://dignityvillage.org/). Se trata de una comunidad  autorregulada que brinda alojamiento temporal y apoyo a sus residentes. La ciudad de Berlín ha implementado un proyecto llamado "Housing First" que incluye la construcción de microcasas y la adaptación de contenedores de transporte en viviendas para personas sin posibilidades (https://scoop.me/tiny-houses-homeless/). Por último en la ciudad de Los Ángeles también se ha implementado un programa similar, pero con la coordinación de una ONG (https://www.youtube.com/watch?v=W8odsD2A1FE).

¿En la ciudad de Buenos Aires es posible implementar desde el estado una idea de esas características? Sería necesario asignar un presupuesto para la fabricación de las micro casas, y a su vez espacios abiertos para ubicarlas. Podría tratarse de terrenos en la ciudad o en municipios vecinos del conurbano, a partir de acuerdos. ¿Una ciudad rica como Buenos Aires en la que viven 3 millones de habitantes y transitan más de cinco no puede lograr soluciones transitorias de  vivienda para varios miles de personas? Claro que sí puede. Hacen falta ideas, voluntad política y poder de gestión.

A pocos meses para las elecciones, sin dudas la problemática de las personas en situación de calle, junto con la del acceso a la vivienda, deben ser temas  obligados de debate. Y sobre los que los dirigentes que buscan ser elegidos deben presentar propuestas e ideas novedosas. Para que podamos escuchar y decidir el voto.

Escrito por Sebastián Di Domenica