Buenos Aires es una ciudad inmensa que durante muchísimos años concentró los principales focos económicos en determinadas zonas céntricas y macrocéntricas. Éstas estaban alejadas de barrios periféricos que solo contenían viviendas y áreas comerciales y sociales de cercanía. Aquel ordenamiento era adecuado cuando viajar por la ciudad era menos complicado, los traslados no demandaban mucho tiempo, y no significaban padecer embotellamientos y contaminación. Pero aquella ciudad se transformó, y hoy es casi obligatorio intentar repensarla.
La idea de la ciudad de los 15 minutos busca redescubrir los barrios y la identidad cultural local. Tiene como objetivo establecer una relación afectiva y sentimental con el contexto urbano cercano; y fomentar la circulación por lugares más accesibles, amigables y caminables (y que no demanden más de 15 minutos). Para eso propone acercar servicios esenciales a corta distancia, para evitar desplazamientos innecesarios y promover una mayor calidad de vida.
¿Es posible que Buenos Aires se acerque a la idea de la ciudad de los 15 minutos?
Por su gran extensión y diversidad convertirla en una ciudad de 15 minutos sería prácticamente imposible. Y también poco recomendable: porque lo interesante de Buenos Aires es que en transporte público (o a partir de largas caminatas) es posible conocerla y recorrerla en toda su amplitud y variedad.
Sin embargo la idea de la ciudad de los 15 minutos podría aportar algunas propuestas interesantes para renovar aspectos negativos, que sí requieren cambios.
Por mayor proximidad
La revalorización de la proximidad busca transformar la manera en que vivimos, y promover un enfoque policéntrico de las ciudades. Según los promotores de la ciudad de 15 minutos, ésta tiene como objetivo regenerar la economía local a través de empleo cercano y circuitos cortos. Además busca fomentar una mayor actividad en los espacios públicos y un estilo de vida que nos reconecte con nuestra humanidad perdida. "La iniciativa también nos brinda la oportunidad de aprovechar nuestro tiempo de manera más efectiva a nivel individual, familiar y social, para estar mejor y ser más productivos económicamente", afirman.
¿Incorporar algunas de éstas nociones a la ciudad de Buenos Aires mejoraría la vida de los vecinos y vecinas?
Las nuevas tecnologías y el trabajo remoto lo hacen posible y necesario. Y se puede decir que la pandemia representó una prueba piloto a la fuerza. Porque de golpe todos tuvimos que quedarnos en el barrio y aprovechar lo que teníamos cerca. Así en las diferentes etapas de la crisis sanitaria renacieron comercios de cercanía en horarios de oficina, o los espacios comunes de las plazas o los bares que se convirtieron en oficinas por horas.
Primeros pasos hacia la transformación
Para iniciar el proceso de transformación es crucial tomar conciencia de los desequilibrios geográficos y las grandes distancias presentes en nuestra ciudad. Tal como señalan las directivas de los defensores de éste modelo, un primer paso importante sería promover la descentralización, la redistribución de los edificios corporativos y la implementación de programas para descongestionar el transporte.
Aunque ha sumado numerosos críticos, el concepto de la ciudad de 15 minutos ha sido respaldado por el Foro Económico Mundial y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el medio ambiente, y muchas ciudades ya están incorporando el enfoque. Luego de abordar otras problemáticas más urgentes, ¿Buenos Aires puede llegar a sumarse a la tendencia?