Los hielos antárticos se achican año a año y es una de las tantas consecuencias del agravamiento del calentamiento global. Y aunque estemos lejos (o no tanto) de aquellas frías latitudes, los efectos de ese masivo derretimiento se sentirán en todo el planeta, y por supuesto en muchas zonas costeras de la Argentina, por el crecimiento de la altura de los océanos.
Crónicas desde los hielos
En el comienzo del otoño, el escritor Juan Terranova viajó a la Antártida Argentina y desde allí realizó una serie de crónicas muy interesantes.
Los textos lejos de ofrecer una mirada científica o geopolítica (que también la tienen), describen la vida en una base antártica y el trabajo diario de los que la mantienen en funcionamiento.
El escritor se ocupa de ofrecer detalles o pliegues desconocidos, que hacen al día a día en una geografía compleja y aislada, e infraestructuras limitadas. Por ejemplo, en muchos fragmentos Terranova se refiere a los buenos y malos olores en el interior y el exterior de las edificaciones antárticas. Un fragmento mínimo de sus miradas, análisis y apuntes.
Al margen de la riqueza y diversidad de las diferentes entregas, hay un aspecto que me llamó en mayor medida la atención en los escritos: el frío extremo que no fue como podía llegar a ser. Todo parece indicar que Terranova esperaba más frío del que sufrió. Incluso hay una de las crónicas que lleva de título: "No hace tanto frío" (link)
Y en otra de las entregas, también al referirse a la cuestión, el cronista reflexiona de manera coloquial, y algo resignada, sobre los efectos insospechados de ese clima más templado y de las posibles consecuencias del achicamiento de los hielos (link).
Lo dice así:
"Quizás en un futuro, el clima de nuestro planeta cambie y vayamos ganando temperatura y esta isla se transforme en un destino turístico con reposeras, casino, room service y deportes náuticos. No es tan dificil imaginarse algunas familias llegando antes de la temporada, el mozo abriendo las sombrillas de una terraza y una mujer joven acomodando las cremas para el sol en un pequeño local. ¿Cuál sería la temporada alta? ¿Cómo sería? Aunque, si el planeta comienza a calentarse en serio, lo más probable es que esta playa desaparezca bajo el agua, lo mismo que otros lugares de la península antártica, Ushuaia, Malvinas, Buenos Aires y parte del litoral de Entre Ríos y Santa Fe"
El cambio del clima se siente en todos los rincones del planeta. Y la perspectiva que presenta es aún incierta.
Una nota contra la desinformación
Hace algunos días el sitio Chequeado publicó un podcast muy recomendable (link) que ofrece información clara sobre la reducción de los hielos antárticos, y sus posibles consecuencias. Sin embargo ese no es el foco del informe, que tiene como principal objetivo señalar la falsedad de versiones que circularon por diferentes redes y espacios, y que sostienen que el hielo antártico aumentó y que no se redujo.
La nota lo explica de la siguiente manera: según relevamientos científicos, entre 1992 y 2020, la Antártida ha perdido en promedio 2,670 gigatoneladas de masa de hielo, con una disminución continua a un ritmo promedio de 148 mil millones de toneladas por año desde 2002. Datos alarmantes.
Y detalla a su vez que los rumores que afirmaron que existe un crecimiento generalizado del hielo de la Antártida son falsos y engañosos. Y lo son porque ofrecen un dato descontextualizado. Es cierto que existió un aumento del hielo en las plataformas Ross, Ronne y Filchner (con 661 gigatoneladas de masa de hielo más en la última década), pero estas representan tan solo el 10% de la superficie completa del continente. Y en comparación con la reducción total, que fue de 2670 gigatoneladas de hielo perdidas, las cuentas son muy claras y los datos muy preocupantes. El hielo se reduce de manera inexorable.
¿Qué se puede hacer?
Para tratar de detener o achicar la retracción del hielo y sus consecuencias planetarias, tal como indican las sociedades científicas y los organismos internacionales, hace falta reducir las emisiones de gases con efecto invernadero antes del 2030.
Por eso es necesario hablar de estos temas. Y ofrecer buena información. Para que no sea tan fácil poner en circulación engaños.
Y si aparecen candidatos o políticos que dicen que "el calentamiento global es un invento del socialismo", contar con los datos científicos necesarios para no caer en la trampa. Y tenerlos en cuenta a la hora de elegir a nuestros representantes. Desde la Argentina, incluso más que desde otros países, hay que defender los hielos antárticos y luchar por medidas para reducir el cambio climático. Aún hay algo de tiempo.