(BAFICI 25) Durante casi 30 años la ciudad de Buenos Aires tuvo un parque de diversiones que fue punto de reunión y diversión de innumerables familias y niños. Se llamaba Italpark y estaba donde hoy está el Parque Thays muy cerca de la Facultad de Derecho o del edificio de la TV Pública. Aunque su cierre en el 90 estuvo ligado a un hecho trágico,  aún se mantiene presente en la memoria de tantos adultos que fueron chicos en los 60, en los 70 o en los 80, y que lo relacionan solo con momentos de alegría y emoción. Con gran repercusión, el domingo 21 de abril en el festival BAFICI en el cine Gaumont se estrenó el documental Italpark, que indaga en la historia de  ese parque y en los recuerdos de muchos que lo vivieron. A continuación un diálogo con su director, Juan Carlos Dominguez. Un intercambio en el que habló de la historia del parque, de los recuerdos que guarda en su memoria, de lo que costó recolectar los materiales de archivo, del origen de la idea de la película y hasta de la complicada situación del cine argentino en 2024.

¿Como surgió la idea de hacer una película sobre el Italpark?

En el 2010 yo estaba haciendo un largometraje, Clase Media, que lo ilustré con muchas películas argentinas. Una de ellas se llama Made in Argentina, y tiene una escena de ItalPark. Está muy bien filmada y además es la única película argentina que tiene el sonido original de ItalPark. Al ver esa escena me conmoví, porque inmediatamente me transportó al lugar que yo frecuentaba de chico. Yo iba mucho a Italpark. Me sorprendí, me conmoví y dije: acá hay una película. No pensé que la iba a hacer yo, solo pensé que alguien alguna vez tenía que hacer una película de Italpark. Bueno, a partir de ahí pasó mucho tiempo. Eso había quedado archivado. En 2015 hubo un grupo de gente que se largó a hacer la película. Yo me enteré y me conecté con ellos, porque como espectador la quería ver.  Desafortunadamente ese proyecto no prosperó. Y otra vez pasó el tiempo y en el 2020 yo había terminado una película que se filmó en el 2019. Pero no la pude prácticamente llevar a ningún lado porque empezó la pandemia. Me encontré encerrado en casa, como todo el mundo y pensando qué nuevo proyecto poodía encarar y estaba entre dos ideas. Una era contar lo que pasaba, que era el encierro, el miedo, el malestar, los muertos; y otra era contar la contracara de
eso, que era la felicidad. Empecé a pensar cuáles habían sido para mí los momentos más felices de mi vida y ahí me encontré con el Italpark.

¿Qué refleja la película, además de la historia de un parque de diversiones?

Creo que se puede hacer un paralelo entre la historia del país y la historia de Italpark. Porque surge en 1960, con el desarrollismo de Frondizi, con talleres y tecnología. Después atraviesa la dictadura militar en el 76, momento en el que se abre la importación, y el Italpark puede importar algunos juegos que vienen de diferentes países. Y termina en el 90, que justamente pasa todo lo contrario. La industria nacional se termina, y empieza el neoliberalismo. Con una nueva época, no solo en lo económico, sino también en lo sociocultural. Y creo que desde ese lugar hay un paralelo inconfundible con la historia argentina. Creo que refleja una época. En los años 60 y 70, si bien el Italpark era un parque privado, siempre había entradas para todos, a través de sindicatos, iglesias, colegios, o por el Día del Niño. Toda la comunidad de una u otra manera accedía gratuitamente a través de las organizaciones. Eso a partir del 80 se pierde y se hace más exclusivo, más para clase media. Eso refleja también la historia del país, porque eso mismo pasaba en la sociedad.

¿Qué recuerdos tenés vos sobre el parque y adónde te llevan?

Y me lleva a los días más felices. Imaginate que mi viejo me llevaba a Italpark. Iba con mi mamá y con mi hermano. Yo en el 80 tenía 10 años, y disfruté todos los juegos nuevos que entraron: el samba, el teleférico. Este último para mí era algo maravilloso porque a mí me encantaban los trenes. Y desde ahí podías ver Retiro y todos los trenes que pasaban. Era como un flash. Me recuerda días muy felices. Yo me acuerdo que mi viejo el día de mi cumpleaños me llevaba a Italpark, porque a la mañana te daban un talonario y tenías todos los juegos gratis. Presentabas el DNI para demostrar que era tu cumpleaños. Imaginate cómo empezaba mi cumpleaños. Después a la tarde festejaba con los amigos en casa, pero a la mañana era siempre ir a Italpark. Así que a mí me transporta a los momentos más felices.

¿Como fue la recolección de material de archivo y la ubicación de ex trabajadores del Italpark?

La recolección de material fue muy complicada, como ocurre siempre en este país, y a eso sumale que se hizo en la época de pandemia y no había ninguna institución abierta. Todo fue mucho lío. Yo empecé hablando con Enrique Godoy, que tiene un blog de Italpark que se llama Juego por Juego: él me fue abriendo diferentes puertas. Así conocí a Ana María Hlousek y a Fabián Zauma. Ellos me cedieron un material de Super 8, que es donde aparece Ana María de niña con 8 años. Eso entró en la película y quedó muy bueno. Ellos me lo ofrecieron sin compromiso, para que aparezca en un documental y así fue. Después lo  conocí a Fernando Raggetti que está haciendo un juego en 3D. Imagínate lo que es eso: poder caminar y jugar dentro del Italpark en un videojuego. Él también me ofreció esas imágenes para el documental. Después lo conocí a Marcelo Hanin que tiene un blog que se llama Italparkeros que también recorre y reconstruye  la historia de Italpark. Él me conectó con Néstor Rodó que es un mago que también es coleccionista de recuerdos del Italpark. Él aportó mucho de la historia y mucho conocimiento sobre el parque. También ofreció un testimonio fundamental Walter Gutiérrez, que trabajó en el Italpark y es hijo del pintor de todas las letras del parque. Después conocí a Silvia Portillo que trabajó allí y a Daniel Fernández que trabajó en el laberinto del terror y a otra gente que fue habitué como Claudia Conde, Beatriz Becker, Adrián Bonet, Eduardo Amor, Susana Repetto y no sé si me estoy olvidando de alguien. Buscar el material fue una tarea árdua. Pero se logró porque muchos cedieron imágenes, fotos. Y después hay muchas partes de películas. Y así se pudo ir reconstruyendo. 

En la memoria colectiva

¿Por qué crees q ha tenido tan buen recibimiento la película en el Bafici?

Esperábamos una buena repercusión. Pero la verdad es que quedamos sorprendidos por tanta. Y fue sorpresivo que a la primera función vengan muchos menores que no lo conocieron al Italpark. Yo pensé que iban a venir solo mayores de 40 pero afortunadamente había de todo. Uno de los menores se me acercó y me dijo:´gracias porque a través de la película lo pude conocer´ El Italpark está en la memoria colectiva. Entre los que lo conocieron y los que no lo conocieron, pero que escucharon hablar del tema. Y por eso creo que tuvo una gran repercusión y además de los medios que acompañaron. Se transformó en un boom. Ojalá que
sigamos con esta repercusión.

¿Dónde se podrá ver la película luego del Bafici?

Luego del Bafici en mayo tendremos tres fechas y estarán detalladas en el sitio de la película: www.documentalitalpark.com.ar. Ahí está toda la información actualizada y también en el Facebook e Instagram: Documental Italpark. El 10 de mayo estaremos en el Cine Select de La Plata, única función;  después estaremos con una función en CABA, en la Biblioteca Nacional, el 14 de mayo. Esa función será muy importante porque va a estar todo el equipo técnico  y todos los entrevistados. Será como una fiesta de Italpark, y será abierta al público con entrada libre y gratuita por orden de llegada. Y el 19 de mayo estaremos en Marcos Paz en el Cine Roma en Zona Oeste.

¿Qué análisis haces sobre la situación de la industria del cine argentino ante las medidas recientes con relación al sector?

Me parece desesperante y una locura que se corte el fomento al cine, y que se intervenga el Incaa. Porque justamente es una institución que llevó muchos años tenerla y que genera un gran beneficio no solo para los cineastas sino para todos. ¿Quiénes pueden contar nuestras historias? Los documentalistas y  cineastas argentinos. Y sin fomento es muy difícil hacer cine. No solo por el fomento, sino por la difusión, por las salas, por las plataformas, por los festivales. Todas esas cosas las banca el Incaa. Además es una institución autárquica; hay un porcentaje de las entradas de los cines que va al Incaa y sirve para
fomentar la industria del cine. Entonces me parece que es una locura, creo que hoy la gente no toma conciencia. Pero si esta política no se revierte en dos años no habrá más películas argentinas, o por lo menos no películas como Italpark. Estarán solo las películas de grandes producciones. Solo podrán hacer cine aquellos que tengan sus propios recursos, y el cine va a ser elitista. Es muy negativo.

Escrito por Sebastián Di Domenica

Trailer de la película: