La Política

(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) No se podría asegurar de manera taxativa, porque las causas de su caída fueron múltiples, y ninguna de menor importancia. Entre los historiadores y analistas argentinos, cada uno suele poner el énfasis de acuerdo a la corriente de pensamiento a la que pertenece. Su propia ineptitud fue la más visible, pero no se deberían minimizar ni la irresponsabilidad de Carlos Chacho Alvarez, el vicepresidente que con su renuncia precipitó la crisis, ni los ataques de importantes dirigentes de su propio partido, ni la debilidad parlamentaria y mucho menos, la nerviosa impaciencia del peronismo cuando se encuentra fuera del poder.

(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) ¿Hay que creer en Alberto Fernández cuando dice, por ejemplo "no seré el presidente de la venganza"? Antes de anunciarlo, ya había amenazado a media docena de jueces, y después fue a visitar Lula a la cárcel y definió a los asesinatos extrajudiciales en Venezuela, la eliminación de las elecciones y la persecución a los medios y periodistas como un "problema de calidad institucional".

Aunque muchos no lo crean, la insistente recomendación para que lean de manera completa, sin omitir ni una palabra, el libro que le dictó a una periodista Cristina Fernández, llamado Sinceramente, no es un chiste ni una ironía. Porque el texto es la evidencia impresa, en “letras de molde” de la megalomanía de la expresidenta, desplegada a lo largo de 594 páginas, donde todos y cada uno de los relatos y las anécdotas giran alrededor de ella, que, por supuesto, aparece por encima de todos los mortales. Y eso lo hace sumamente útil para quienes terminar con las dudas de quienes todavía tienen la la fantasía de que la expresidenta quizá se haya vuelto buena, o que todavía puede cambiar. Pero el libro Ella Miente (Cristina y los 2.000 millones de dólares) de Margarita Stolbizer y Silvina Martínez, que acaba de salir, representa todo lo contrario.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) A nadie que tenga dos dedos de frente le puede caber ya la más mínima duda:si vuelve Cristina Kirchner tratará de ir portodo. En especial, portodos los sectores de la sociedad a los que no pudo doblegar antes de terminarsu mandato, en diciembre de 2015. Irá, por ejemplo tras los scales, jueces y periodistas que no pudo comprar, ni subordinar, ni disciplinar, ni tener presos.

(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) Los paracientíficos del laboratorio de ideas políticas de Cambiemos están de parabienes: la designación de Miguel Angel Pichetto como compañero de fórmula de Mauricio Macri estaría resultado mejor de lo que imaginaban. Repiten, como un mantra, una palabra. La palabra expectativa. Dicen que con la propuesta anterior, a la alianza que integra el Gobierno le faltaba expectativa de futuro. Y que ahora parece tenerla. Ensayan una analogía un poco tirada de los pelos, pero que se entiende: es como si una pareja que no habría tenido otro futuro que el divorcio, de repente encuentra un motivo para intentarlo una vez más.

(Columna publicada en Diario La Nación) Es difícil creer en Alberto Fernández cuando dice que, en el caso de ganar, no gastará ni un gramo de su energía ni perderá un minuto de su tiempo en perseguir a los opositores. Es casi imposible hacerlo porque, aunque todavía no cantó victoria, ya amenazó a dos jueces y tres camaristas, y les advirtió que deberán revisar las "barrabasadas" que escribieron en sus fallos judiciales. Es difícil convencerse de que sus palabras son sinceras, de que él mismo es un hombre sincero, después de haber calificado al gobierno de Cristina como deplorable, no una, sino varias veces, y luego de haber renunciado, harto de la corrupción imperante en el gabinete del que era jefe, para finalmente terminar abrazado a sus votos, justificando lo injustificable.

(Columna publicada en Diario El Cronista Comercial) Superada la primera impresión que hacía aparecer al anuncio de Cristina Fernández de Kirchner erigiendo a dedo a Alberto Fernández como candidato a presidente y a ella misma como vice, hay que empezar a decirlo con todas las letras: se trata de una fórmula que no se termina de entender.

(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) Ayer, durante la preinauguración de la megaobra denominada Paseo del Bajo, el presidente Mauricio Macri burló a su custodia y se mezcló entre decenas de personas que lo querían saludar. Eran cientos. El Presidente jura que ni uno solo lo insultó. Afirma que ni siquiera le hicieron burla con los 3 dedos que recuerdan la histórica victoria de River contra Boca en Madrid, por la Copa Libertadores. En parte se entiende: era difícil que estuvieran presentes, en semejante acto, muchos de sus detractores.

(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) En política, y en la mayoría de los casos, las maniobras de laboratorio siempre salen mal, porque suelen prescindir del insumo más importante: la voluntad o el deseo de la mayoría de la gente. El lanzamiento de la fórmula Alberto Fernández presidente Cristina vice podría ser considerada una jugada brillante, si solo se analiza desde "la oferta" y con mucho optimismo. Es decir: si se descuenta que la figura de Alberto sumaría, porque rompería el techo del hartazgo o el rechazo contra Cristina, porque sería entendida como un aprendizaje democrático del cristinismo, con su sesgo autoritario y su perfume de superioridad moral y porque absorbería a la mayoría de las figuras del peronismo, incluidos los adscriptos a Alternativa Federal.

(Columna presentada en CNN Radio y publicada en Infobae) El gobernador reelecto de Córdoba, Juan Schiaretti, se ha transformado, aunque sea por unos días, en el jefe virtual del peronismo, y al mismo tiempo, en el gran elector nacional. De lo que diga y haga en las próximas horas podrá depender, eventualmente, la suerte del presidente Mauricio Macri, de la ex presidente Cristina Kirchner, de Sergio Massa, de Juan Manuel Urtubey, y de todos los que van colgados detrás de una candidatura o de otra.