(Texto y video de la columna de Luis Majul del 16 de agosto de 2022 en LN+) Hace pocas horas, el periodista favorito de Cristina, Roberto Navarro, incitó a su audiencia para que frene, “de cualquier manera”, a colegas como Jorge Lanata, Alfredo Leuco, Eduardo Feinman, Jony Viale y también a nosotros.

Más allá de haber cometido el presunto delito de incitación a la violencia, y del lenguaje mafioso que utilizó para justificar un eventual ataque físico contra nosotros; más allá de dar ideas, como el uso de armas de fuego, es nuestra obligación preguntarnos:

¿Por qué y para qué Navarro, que suele hablar por boca de Cristina, habrá hecho semejante cosa?

A los que seguimos los detalles de las investigaciones judiciales que involucran a Cristina y ahora también a Milagro Sala, nos parece que se cae de maduro.

Pensemos juntos.

Primer motivo: el alegato de Diego Luciani es demoledor. El fiscal ha derrumbado, punto por punto, el intento de defensa desesperada de Cristina. Preciso, detallista, excelente comunicador, con cada una de las pruebas en la mano, Luciani demostró que:

Cristina y Lázaro son socios en los negocios sucios.
Cristina, Lázaro y José López, el de los bolsos, maquinaron, juntos, el plan “limpiemos todos ya”.
Cristina es la presunta jefa de una banda que se apropió de parte del Estado, para robar dinero de los contribuyentes.

Pero además, Luciani, hoy mismo, explicó, de manera contundente, como Cristina, De Vido, José López, Carlos Santiago Kirchner y Nelson Periotti, entre otros, pasaron por encima del congreso y de los jefes de gabinete de turno, para pagarle a Báez miles de millones de dólares por obras que encima, ni siquiera se terminaron

Segundo motivo: a muchos periodistas nos quieren silenciar porque, como si lo anterior fuera poco, ahora Mirta Guerrero “Shakira” “cantó”, en el programa de Lanata, para denunciar nuevos y graves delitos de Milagro Sala.

Sala está detenida, con prisión domiciliaria, acusada, igual que Cristina, de ser la jefa de una banda criminal que no solo le robaba dinero al Estado, sino que lo lavaba en el exterior y, además de todo, agredía físicamente a sus colaboradores. Y si eran mujeres, como Shakira, más y mejor, todavía.

Desde hace tiempo nos preguntamos, por qué Cristina jamás defendió en público a De Vido, Ricardo Jaime, José López, Lázaro Báez, Amado Boudou, y sí lo hizo, con suma vehemencia, con Milagro Sala.

Y la respuesta a esa pregunta la podemos encontrar en otra grave denuncia.

La que hizo, en marzo de 2016, la exdiputada provincial Mabel Balconte, en sede judicial. Y no solo allí. También en La Cornisa, cuando en América TV no había censura previa.

Porque Balconte no solo reveló que Milagro Sala tenía en su casa una máquina de contar dinero. También denunció que la líder de la Tupac Amaru viajaba a Buenos Aires, se alojaba en un hotel determinado y visitaba a la quinta de Olivos para entregar bolsos con dinero, a quien ella llamaba El Principito. Es decir, a Máximo Kirchner.

Vamos de nuevo.

Cristina está desesperada, a la espera de que Luciani le pida varios años de prisión. Cómo mínimo nueve. Cómo máximo 16.

Cristina defiende a Milagro Sala porque no quiere que hable. Ni ahora ni nunca.

Y Cristina no puede sacarse de encima, por más esfuerzos dialécticos que haga, la enorme responsabilidad de formar parte del peor gobierno de la historia reciente de la Argentina.

Un gobierno que tuvo que entregarle, en parte, a su archienemigo Sergio Massa, el mismo que impidió su reelección. El “compañero” que había prometido meter presos a los ñoquis de La Cámpora, y del que, ella sigue sospechando, le habría dado letra a Margarita Stolbizer para denunciarla en sede judicial.-

Este combo de malas noticias, que colocan a la vice con la peor imagen desde que hace política, es el que explica, por qué y para qué quieren silenciarnos.

Es que a esta lista de periodistas que hace Navarro, la integramos, en su mayoría, quienes trabajamos en La Nación.

Somos ¡que coincidencia! los que seguimos informando, más allá de cualquier presión del oficialismo, lo que pasa, de verdad.

Es verdad: no somos los únicos.

Sí, quizá, algunos de los más visibles.

La lista de periodistas a los que habría que callar para seguir robando, para seguir gobernando, de manera desastrosa, unos cuantos años más.

Pero los medios no funcionan así.

Los periodistas no funcionamos así.

Es más: hay algunos que, ante las amenazas, nos despertamos, todos los días, con más ganas de investigar.

Con más ganas de mostrar lo que el poder quiere ocultar.

Por Luis Majul