El Presidente Alberto Fernández extendió la cuarentena porque su diagnóstico sobre la situación es moderadamente optimista. “Entre un final muy pesimista, otro intermedio y otro optimista estamos navegando entre el intermedio y el optimista”, nos explicó este fin de semana una fuente muy cercana al jefe de Estado.

La fuente ya sabía que el Presidente iba a prorrogar la cuarentena. También sabía, por encuestas previas, que los argentinos habían aceptado y procesado de antemano el hecho de que se venía una prórroga y que es aislamiento sería extendido.

¿Por qué lo prorrogó hasta Semana Santa? Porque las próximas dos semanas serán la ventana de tiempo que el gobierno necesita para saber cuál es la verdadera envergadura de la pandemia en la Argentina.

Vale la pena repetirlo una vez más: los casos de contagios y muertes que se conocen reflejan lo que pasó hace veinte días. Otra causa que explica la menor cantidad de casos si se lo compara con otros países del mundo es que los resultados de los test avanzan de manera muy lenta.

Cerca del Presidente también dicen que para él no es un dilema elegir entre la salud y la economía. Repiten como un mantra lo que viene diciendo desde hace diez días. “De una caída del PBI se vuelve más tarde o más temprano. De la muerte no”.

¿Está dispuesto Alberto Fernández a convocar a un consejo consultor de economistas así como lo hizo con los epidemiólogos y sanitaristas desde que la pandemia se declaró?

No lo descarta. Pero por ahora prefiere ir sector por sector. No le importa que le endilguen cierto sesgo antiempresario. "Algunos empresarios en la Argentina están muy apurados para volver a vender, pero yo estoy más apurado por evitar las muertes”, confesó, Alberto Fernández, este fin de semana.