Libros y Lecturas

Viernes. Axel Díaz Maimone resulta un conocedor extenso de la ciudad y nos comenta, mientras caminamos, la historia de los edificios, monumentos, parques y casas. Tomás Downey que se hospeda conmigo a veces parece en otro canal, pero siempre es amable y señala la gran cantidad de casas abandonadas. (A veces lo veo como el protagonista de una película de Sundance.) Necochea le parece decadente, algo olvidada por sus propios habitantes, y yo, que coincido, agrego que es gótica en esa decadencia esperanzada. (No me animo a decir que eso me seduce, esa opacidad, esas penumbras polvorientas.) Pienso: “Es una hermana menor de Mar del Plata, que también quiere reventarse en verano y dormir en invierno, como la hermana mayor.” Ah, pero las playas y el mar son mucho, mucho mejores que las playas y el mar de Mar del Plata.

Lunes. Sobre Avenida Libertador, a un viejo se le cayó la billetera. Papeles, documentos y billetes se esparcieron cerca del cordón de la vereda. El hombre los fue juntando uno por uno, con cansancio, de forma lenta. La gente lo miraba. Si hubiese mostrados los genitales habría sido apenas un poco más impúdico. Pero no mucho más.

Lunes. Tomo el subte en Primera Junta para ir hasta Balvanera donde, por Mercado Libre, compré Sloterdijk y lo político de Margarita Martínez. Cuando bajo en la estación, el cielo está apenas nublado. Ya en Miserere el gris tapa todo, con ese color de mármol sucio que realza la entera dimensión depresiva de la ciudad. Me hago con el libro en la puerta de un edificio. El vendedor me despide y empieza a llover. La lluvia es ligera pero al mismo tiempo concentrada y copiosa. Bajo al subte y hojeo el libro. Cuando salgo a cielo abierto en Acoyte, la lluvia sigue pero hay sol. En un minuto, un minuto y medio, que espero abajo de una marquesina, la nube pasa. Camino hasta la feria de libros del parque. El sol es fuerte como si nunca hubiese llovido. Los puestos de la feria ya no están donde estuvieron los últimos veinticinco años.

Cofundador del surrealismo con André Bretón, Louis Aragón aparece en el panteón de la vanguardia francesa de los años veinte como poeta, militante, novelista y uno de los pocos que podía desarrollar una prosa que satisficiera a sus compañeros.

Lunes. Empiezo la semana leyendo algo que escribí el año pasado. Creo que logré algunos artículos decentes. Escucho O du mein holder Abendstern del Tannhäuser cantada por Hermann Prey. Wagner era abusivo, desmesurado y a veces cursi. Hoy nos resulta una escucha casi pop, o camp, pero, y este es un gran pero, cuando entrega melancolía, te deshace, es como si besara tu corazón y lo convirtiera en polvo.

Lunes. El cine me parece una pérdida de tiempo. Prefiero leer sobre cine que ver cine. Las películas, por lo general me aburen. No todas, claro. Las que no me aburren me dan ganas de escribir. En 1793, al sur del Gran Ducado de Posen, se dio la última ejecución documentada por caza de brujas en Europa. Pero en 1836 una presunta bruja fue sometida a la Prueba del Agua por pescadores de la península de Hel. Como la bruja no se hundía, la ahogaron a la fuerza. (Leo esto en wikipedia pero las fechas de existencia del Ducado de Posen no coinciden. Como fuere todo es demasiado verosimil.)

Lunes. 31 de diciembre. El mejor momento del año. Un ciclo se termina. El clima es el adecuado, cálido, algo húmedo. Hoy sol. Sigo leyendo a Pound. Reviso Historia nocturna de Carlo Guinzburg.

Lunes. Hoy 24 de diciembre. El sábado a la mañana pasé por un local de Villa Crespo a buscar un masajeador eléctrico que había comprado en Mercado Libre. Llegué a la calle Acevedo, estacioné y busqué la puerta. Me abrieron y me hicieron pasar a un primer piso amplio y bien iluminado. Casi no había muebles. Un par de escritorios, estantes con los productos. En el fondo había una figura budista. La mujer que me vendió el masajeador parecía una niña. Me preguntó si era un regalo. Le dije que sí. Sonrió. Ahora leo las instrucciones. Es un aparato muy simple. Vibra y deja de vibrar. Se aplica al cuerpo. El cuerpo vibra. No hay mucho más, pero la sensación es placenteara. Ojalá fuera todo tan simple.

Lunes. Soñé que le explicaba a alguien dónde y qué cosas había estudiado. No recuerdo nada más. Ahora en la web, miro óleos de Marinus van Reymerswaele que se dedicaba a pintar banqueros y usureros. (También pintaba a su mujer.) ¿Cómo empieza una historia? A veces con un titular de diario: “El stripper argentino que le pateó el auto a una mujer en Chile aseguró: No soy violento.”

Lunes. Ayer River le ganó a Boca la final de la Copa Libertadores. Se lo dediqué a nuestro presidente Mauricio Macri desde las redes sociales. Y después también se lo dediqué a Martín Kohan por “bostero kosher”. Hoy me despierto y me llegan comentarios que me señalan como la última reencarnación del alma aterradora Reinhard Heydrich. Las redes sociales se volvieron un mono enfermo que intenta llegar a la conciencia inyectándose su propia sangre contaminada. Un mono que no se ríe, como los indios del Martín Fierro.