Libros y Lecturas

Lunes. Esa gente de la filosofía que viene con sus preguntas de estudiante achispado a interrumpirnos a nosotros, los lectores. Igual, cuando Fogwill acierta es realmente bueno: “Amo a una estudiante de filosofía. Ella invita a su casa a compañeros de facultad: charlan -mis temas-, escuchan discos -mis discos- y suelen terminar haciendo el amor. En ocasiones ella graba secretamente los diálogos que preceden al inevitable desenlace y después viene con los cassettes y los escuchamos en mi equipo. Con el fondo sonoro de nuestros Wagner, Schoenberg, Mozart, Yupanqui o Decaro, escucho en esos diálogos el deseo del estudiante; un deseo de ayundantía, deseo de paper, deseo de beca, deseo de saber - para: un deseo de salvación social.”

Lunes. La semana pasada compré los nueve tomos de la Historia de la literatura argentina de Rojas. Había estado googleando y leyendo su biografía en Wikipedia y Mercado Libre me los ofreció. Los compré casi sin pensarlo a 1500 pesos los nueve tomos. Cuando me fijé quién era el vendedor, leí que se trataba de la Librería Ávila. Se dice que es la más vieja de Buenos Aires. Llegué el sábado al mediodía, afuera llovía, me envolvieron los libros. Fue casi un trámite. Esa tarde, en un viaje en colectivo, leí todos los textos introductorios del primer tomo. Cuando me bajé del colectivo y caminé por las calles de Nuñez me di cuenta que había adquirido una pequeña obsesión más. Sentí un poco de vergüenza de que un viejo intelectual polvoriento, un poco olvidado, lleno de fe en la cultura letrada y con una prosa ripiosa y anacrónica, me levantara tanto el ánimo.

Lunes. Las mujeres -algunas mujeres- decidieron juntarse a luchar por su derecho a la histeria. Pero ¿la histeria es un derecho? Luchar por el derecho a gozar está bien. Pero ¿y si se goza en la histeria? Por no señalar la dulce tentación de la psicosis, qué peligro. Mejor sería pensar que tu histeria termina donde empieza la histeria de las demás.

Lunes. Volví ayer de Guayaquil. Hoy veo Me deben tres, una película de 1992. Es sobre los veteranos de guerra, no sobre la guerra, y se hizo a diez años de Malvinas. Un veterano dice: “Me deben tres, me deben los compañeros, me deben la traición y me deben las islas.”

Tengo un amigo, argentino de origen piamontés, cuya principal actividad en la vida es la sostenida y permanente lucha por pagar el alquiler más barato posible. Vivió en varias ciudades argentinas, donde recorrió y alquiló en muchos barrios diferentes, y finalmente emigró a México, siempre con el mismo objetivo vital. Entiendo que no le interesa ser propietario. No se trata de ese tipo anhelo. Un amigo en común que tenemos definió la anagnórisis como el momento en que se paga el alquiler. Otro amigo dijo que había que hacer un reality show. ¿Cómo sería? ¿Un argentino viaja por el mundo buscando el alquiler más barato? ¿De cuánto dinero hablamos? ¿Qué calidad de alojamiento podemos encontrar por cien euros, por siete mil rupias, por doscientos dólares mensuales? Las reglas podrían ser muchas. Por ejemplo, se le da una cantidad de dinero y se le dice: “arreglate, a ver qué conseguís.” Hay público para un programa así. Se lo rodaría en los patios del conurbano del Cairo, en los barcos habitaciones de Hong Kong, en las ya muy turísticas favelas de Río de janeiro, en chozas y pensiones de Vietnam, en casas abandonadas de Detroit, en viejos edificios soviéticos del Gran Moscú y en monoambientes de Oslo, La Paz y Barcelona.

Lunes. “El fenómeno que examinaré es muy difundido y muy obvio, y sería imposible que otros no lo hubieran advertido, al menos ocasionalmente” dice Austin en Cómo hacer cosas con palabras. Cambié la silla en el trabajo con la esperanza de erradicar del todo el dolor de espalda, que es ya un residuo pero no por eso resulta menos molesto.

Lunes. Después de las Pascuas, hoy es 2 de abril. Trabajo en el Museo. La semana pasada Mavrakis publicó en una nota en Revista Paco donde una mujer analiza las posibilidades de tener un lenguaje igualitario. Lo hace en serio. Reemplazar las letras o por equis, esa línea paralinguística, ese tipo de igualdad. Mavrakis dice que es irónica. Luego publica el artículo y se va a Londres. No creo que se escape. Al menos no de estas especulaciones extraviadas. ¿Demasiada intimidad aquí, o más bien demasiada poca intimidad? Mejoremos la pregunta, ¿cuánta intimidad es necesaria? Es la pregunta que nunca hay que hacerle a Internet.

Lunes. “Monta tu película a medida que la filmas. En ella se forman núcleos (de fuerza, de seguridad) a los que se aferra todo el resto.” Bresson da ese consejo. Creo que sirve para escribir novelas o ensayos. Hay que hacer planes pero también sirve ir entendiendo, descubriendo, la historia a medida que se escribe. Sí, sirve ir leyendo sobre el tema mientras se escribe. Se corre el riesgo de meter la pata, pero da mucha fuerza. Es lo más parecido que tenemos a la música, a la improvisación. Una lenta improvisación. Ir descubriendo detalles, datos, giros y hacer piruetas para meterlos en la trama o en la argumentación. (Aunque la ficción es más plástica, y más receptiva, que el ensayo.) Dicho rápido, esos “núcleos (de fuerza, de seguridad)” son los que sostienen todo y no se pueden premeditar y parecen bastante imprescindibles. Me tienta llamarlos “núcleos de verdad.” ¿Por qué? Un texto sin verdad, siempre, al final, va a ser una mierda. Y para la verdad se necesita ser fuerte, en lo físico, y en lo emocional.

Lunes. El jueves pasado se cumplía un aniversario de la muerte de Sofovich. Juan Manuel Strassburger lo recordó para los amigos y eso disparó una larga conversación sobre cine de los ochentas con Robles. Durante el fin de semana, hablamos sobre El desquite, la película de Desanzo con Ranni, De Grazia y un Gerardo Sofovich que para mí se come la película. “Un actor está en el cinematógrafo como en un país extranjero. No habla la lengua” decía Bresson.

Lunes. Leo en la web que hay muchos más aviones hundidos en el mar que submarinos en el cielo. Es una frase graciosa, infantil, pero también irrefutable. El dolor de espalda parece controlado. Se va de a poco pero a veces vuelve. Temo que tenga que hacer algo más. ¿Qué sería ese algo más? En Mercado Libre compro Sobre la ciencia ficción de Isaac Asimov. Lo leo para corroborar que pensamos diferente en casi todo. No tenemos ni la misma idea de ciencia ni la misma idea de ficción.