Lunes. Twitter conforma, en su acceso irrestricto y en su inmediatez, una idea de sujeto y, por lo tanto, una idea de saber y de democracia, y todo eso está hoy en un estado crítico de angustia. La teoría del sujeto que emana de las redes sociales como facebook, Instagram y Twitter ¿quién revisa eso? Todas las redes sociales proyectan de una u otra manera una teoría del sujeto y una moral. Chesterton: “We shall soon be in a world in which a man may be howled down for saying that two and two make four, in which people will persecute the heresy of calling a triangle a three-sided figure, and hang a man for maddening a mob with the news that grass is green.”

Martes. La escritora cordobesa Sosa Villada sacó un libro titulado El viaje inútil y Gogui me dijo que mejor título era La lectura inútil. Me gustó. Quizás lo use. Le pedí permiso y me dijo que me lo cedía con alegría.

Miércoles. Leo un artículo de Flavio Lo Presti titulado Máquina Aira. Es bueno. Muy bueno, en realidad. Sintetiza la obra entera de Aira en una página y le queda espacio para definir que el novelista está en un momento crepuscular. Esa palabra es la que usa. Al final, el Enigma Aira se responde con la Máquina Aira, y cuando Aira ya no esté, la máquina seguirá sin su performer, dejará de existir el continuo, la novedad, la sorpresa, y entonces el enigma se empezará a diluir. Aira, entiendo, no sabe cómo ser viejo. Y es probable que tampoco sepa cómo morir. Pero ya Montaigne dijo que no hace falta saber eso. La naturaleza se encarga.

Jueves. Jorge Charras me dice que existe un libro titulado La inutil lectura de un tal Carlos Skliar, a quien no conozco. Leo una breve sinopsis en la web y comprendo rápido que es una reivindicación encubierta, La lectura es inútil pero al final es lo más útil de todo... En una reseña encuentro este párrafo de Skliar: “La lectura debería formar parte de la utilidad de lo inútil o, para decirlo de otro modo, debería evitar la promesa de ganancias, la acumulación progresiva de conocimiento en tanto mercancía o lucro: la lectura, así, no sirve ni debería servir para nada.” Luego leo que Skliar es investigador de FLACSO, lo cual quiere decir que no monetiza tan mal sus lecturas. (Quizás por eso escribe el libro.) Hay algo contradictorio, impostado, en el planteo y eso me aleja del libro. A papa mono con humanismo verde…

Más tarde. Consigo buenos libros sobre Montaigne. Y leo los ensayos que me faltan. Voy lento pero es una lectura muy buena, afirmativa. Montaigne desde los siglos pasados, hablando con claridad y carisma, sobre los problemas del hoy, fundador de todas las humanidades: la antropología, la filosofía moderna, el psicoanálisis, la sociología, la educación como ciencia, y desde ya la crítica… Todos los que leemos le debemos algo. Bloom en El canon pierde el tiempo comparándolo con el piadoso y excéntrico Pascal. Podría en vez, auscultar y reconocer su poderosa influencia en sus propias investigaciones. Si, como dice, Shakespeare inventó lo humano, y podemos acordar, apurados, con eso, fue Montaigne el que inventó a los ensayistas modernos, entre ellos el arbitrario y sensual Harold Bloom, sin duda alguna.

Viernes. No hago mucho. Las compras después de las vacaciones me demoran. Voy con fastidio al supermercado. ¿Por qué tanto fastidio? Hablo con Robles. Ordeno mis lecturas. Muy pronto empiezan las clases. ¿Por qué suponen que el virus va a dejar a los niños tranquilos en las escuelas? Entiendo la necesidad de que vuelvan a las aulas, la necesidad de padres e hijos, pero si sale mal, va a salir muy mal. El annus horribilis no termina todavía.

Más tarde. Para leer se necesita tiempo. Hoy la conectividad aligera todo. Leemos mucho más con mucho menos tiempo. Tampoco es tan grave.

Más tarde. Quisiste ser Rosa de Luxemburgo y terminaste en una Mariana de Austria.