Viernes. Murió José Pablo Feinmann. Le doy la noticia a Robles. Lo lamentamos. Siempre estuvo, de una forma lateral pero estuvo, en nuestras conversaciones. Pensaba que él, Robles, lo leía un poco más que yo, pero enseguida recuerdo no uno, ni un par, sino muchos de sus artículos en Página/12. Me veo bastante reflejado en su escribir constante y por todos los medios. (Y en ese reflejo veo un peligro, que se acerca y que no puedo evitar.) Mavrakis no se privó de hacer una serie de comentarios desafortunados en Twitter.

Lunes. Se cumplen veinte años de los episodios de diciembre del 2001 pero no hay mucho ánimo analítico ni de celebración. Estamos con nuestros propios problemas en el presente. ¿Qué clase de ruido? Ahora toquemos.

Más tarde. Recibo por correo Literatura impenetrable, un itinerario contemporáneo sobre el Chaco, una especie de atlas de lo que se escribe y se lee en el Chaco en estos días. Colaboré con un ensayo sobre Benitez y Busqued. La edición y la iniciativa fue de Lucía Caminada Rosetti. La publicación tiene su utilidad, y cumple en hacernos ver y conocer gente y obras, pero también se aprecia un costado lúdico, áspero y magnético. Lamento de la parte que me tocó no haber incorporado a Mariano Quirós a mis apuntes.

Martes. “Tenés algo para decir cuando despreciás algo” decía Canetti. Ahora bien, despreciar algo para tener algo que decir es diferente. No creo que sirva.

Miércoles. Paseo por las librerías del centro haciendo compras navideñas. En Corrientes veo un poco de todo. Compro una biografía de Plinio y un tomo de la biografía de la filosofía de Julián Marías. También Cinco semanas en globo en una edición muy cuidada para Pierina. De Corrientes paso a Santa Fe. Paro en la librería Huemul. Más allá de los saldos, esta es la única librería de viejo interesante. En el medio del recorrido entiendo que es mucho mejor comprar los libros por la web. Las librerías, sus carencias y sus precios, no son para los lectores exigentes, ni para los flâneurs, sino para los turistas y los distraídos. Así y todo, vuelvo contento. Quizás sea Corrientes mi lugar no ya en el mundo, sino en la ciudad.

Más tarde. Hace unos días me pongo a ordenar mis archivos y a limpiar mi computadora. Tengo fotos y borradores de hace mucho tiempo. Intento tirar todo y no puedo. Cuando no puedo, lo re ordeno. Tengo muchas fotos de Buenos Aires, algunas de hace diez años, y otras de la caminata de ayer.

Jueves. Mañana es Navidad. Una navidad más. Hace un tiempo Gogui me recordó un poema que escribí para navidad ya hace muchos años. Es un hábito privado que se estira en el tiempo. Él recuerda el poema y yo le agradezco la memoria. La semana que viene cumplo cuarenta y seis años. Una piedra más en el camino que lleva a Roma.