Sábado. Leo: “La Iglesia recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en cementerios u otros lugares sagrados.” Ayer: sueño que entro en una casa y robo tres paquetes envueltos en papel blanco que resultan ser fajos de dólares. En el sueño, me reprocho la inmoralidad del acto pero estoy feliz. Despierto y el sueño me causa gracia. Siento que mi cabeza está atada a la esfera mediática. Hay mucho hastío, mucho aburrimiento y mucho malestar. Pero el consumo sigue adelante. Nadie está contento pero ¿por qué? ¿Inflación? Siempre hubo en la Argentina. ¿Devaluación? No será la primera vez. La máquina nos ordena ser infelices. Y la máquina somos nosotros.

Lunes. Paso por la librería de la esquina. Se ve que el librero compró la biblioteca de un viejo comunista, que era médico o estaba ligado de alguna manera a la salud. Hay libros sobre enfermería, planificación y estadísticas impresos en la URSS. Le compré uno de medicina para Robles y se lo regalé. Y vi uno de genética pero me pareció demasiado. Genética soviética en castellano. La vida pasa rápido. Mi madre: “Cuando llegas a viejo pasa rápido y lenta a la vez.” Me aseguro que la vejez trae soledad. Ella es viuda hace mucho. Pero no la veo sola. Sí veo solos a muchos veteranos de guerra. Otros no. Al final del día, deseo esa soledad. Y al mismo tiempo ahora empiezo a temerla. Vuelvo a pensar: “Soledad con música y libros, caminando por mi museo vacío.” Mi hijo, muy temprano, a la mañana: “La niebla es linda y es fea.”

Martes. Resfriado persistente y casi total. O sea, el moco en la nariz no me deja respirar. Imposible leer, pero puedo escribir y, lo que es más raro aún, corregir. Empiezo a corregir y me olvido de la asfixia a la que me somete el moco.

Más tarde. Hay una no tematizada relación entre Buenos Aires y el deseo. Si hay deseo, si reconocés tu deseo y lo impulsás, Buenos Aires te respeta y te proporciona todo para avanzar. Si no, si no sabés qué querés, la ciudad te aplasta. A una cuadra de Artigas y Morón encuentro un mural de Artl. Me gusta. Aunque es de noche, le saco una foto. Es una esquina. En la foto sale una bicicleta y un carrito de supermercado cargado con bolsas, la luz de un kiosko.

Miércoles. Robles: “Balean a un archiduque por semana.”

Más tarde. Un haiku de Taneda Santoka: “Le confío/ A la tierra helada/ Este cuerpo afiebrado"

Jueves. Le dije a Robles que Malvinas fue nuestro Vietnam, Ezeiza, nuestro Woodstock y Sergio Schoklender nuestro Ted Bundy. (Debería ponerlo en un libro.) Luego entre ambos elaboramos una larga teoría en la que Schoklender aparecía como un refinado, y a la vez brutal, aparato gnoseológico para analizar el peronismo.

Más tarde. Napo en Twitter: “Al enseñarle el abecedario a tu hijo, le estás enseñando a usar una tecnología que tiene 2000 años y que seguirá existiendo cuando Silicon Valley solo sea un museo del siglo XXI.”