Jueves. Ayer fuimos con Jerry a despedir al Irizar que zarpaba en campaña antártica desde Dársena Norte. Queda pendiente decir algo más de Thompson, No picnic y su bonhomía. Un libro burocrático sobre la burocracia de la guerra. Sí, pero hay que leerlo. Incluso debería reseñarlo. Es un libro hecho con todo lo que a la Argentina le faltó durante la guerra y al que le falta todos los testimonios, el dramatismo y las historias que nos dejó a nosotros la guerra. Es un libro en negativo. Hay más lírica y mística en una foto del puente del Irizar que en todo el libro de Thompson.

Viernes. Pongo cuatro libros en la valija para el viaje a Quequén. Tomamos un colectivo en Retiro y amanecemos llegando a Necochea. En la estación tomamos un taxi hasta Quequén, cruzamos el río que está muy bajo y el taxista nos cuenta la inundación de 1980, que destruyó puentes, hundió barcos de pesca e inundó la ciudad. Nos quedamos en una casa pequeña con techo de tejas que nos presta Pilar Razzano.

Sábado. Presenté en Che Borges, un bar cultural, Muñeca de agua, la primera novela de Pilar que publicó Ediciones Bucarest. Estuve releyendo la novela y me sigue pareciendo excelente. En una feria de la playa, compré La gran ventana de los sueños de Fogwill, Ediciones Ostinatto. La mesa de la feria tenía muchos libros baratos editados de esa forma, sin marcas, sin legales. Me hubiera gustado comprar otros títulos. Los sueños de Fogwill son breves y están tomados de un “diario de sueños.” Los sueños están bien. Desde luego la parte que más me gusta es la de la vigilia. Por que ningún sueño es puro sueño. (De alguna forma evidente, este diario que yo escribo acá es un diario de vigilias.)

Domingo. Argentina jugó la final de la copa del mundo con Francia y lo vimos en un bar de la playa que se fue llenando de a poco. Llegamos temprano y estábamos solos. Pero cuando empezó el partido había mucha gente y cantamos el himno con mucha fuerza, todos juntos. El partido fue de sufrir y ganar. Pero de sufrir mucho. Y ganar mucho. El documental de Netflix va a estar muy bueno. Se podría llamar Sufrir y ganar, o Héroes 3, o también Sean eternos los laureles.

Lunes. Hoy estuvimos todo el día en la playa. La de ayer fue simplemente la mejor final de la historia de las finales de la Copa del Mundo. Mi hijo me pregunta si puedo creer que seamos campeones del mundo. Le respondo que me cuesta. Me dice que a él también. Estamos acostados en la cama, los dos, felices. Gracias, Señor, gracias a todos.