Lunes. Sigo leyendo a Jules Renard. El diario incluye al menos dos descripciones, la fundación de una revista literaria y un banquete de artistas, que no envejecieron.

Martes. Encuentro un poema en prosa de Buzz Aldrin. Se lo damos con Robles a nuestros alumnos de los sábados. Nadie lo entiende. Pero está bien: Phileas Fogg quemó un barco para llegar a Liverpool. Das Ich und das Es.

Miércoles. Hice el secundario y la universidad con la convertibilidad. Me formé en un romanticismo pudiente, con las distopías del punk hechas televisión de aire, y en La Ideal, fiestas donde pasaban Marilyn Mason. Eso es conocer la eternidad, ver morir el siglo XX. Todo lo demás fue escenario. Solo el Atlántico Sur me devuelve la idea de experiencia.

Jueves. Presentación en la feria de Me dicen Pino, el libro que hice con Pino Gardella. Fue algo breve, emotivo, con aplausos sinceros.

Viernes. Encuentro una foto que me gusta mucho y que separo enseguida de las casi dos mil que saqué en mi viaje. Es la popa del aviso ARA Puerto Argentino. La imagen tiene el mar de la Antártida, tiene el cielo fragmentado por la luz, y el nombre del buque… ¿Qué hay en un nombre? Pero la única pregunta que vale hacerse es ¿cuándo vuelvo?

Sábado. Hablo con Ruben, un técnico de Comodoro Rivadavia. Lo llamo para pedirle información sobre energía eólica. Con mucha amabilidad me cuenta que trabajó para una cooperativa eléctrica de su ciudad, que esa cooperativa invirtió en molinos eléctricos que llegaron a generar el veinte por ciento de la electricidad que usa Comodoro. Pero que ya no funcionan porque los repuestos no se pueden comprar. Ahora están pensando en tirarlos abajo. Algunos se caen y son peligrosos.

Lunes primero de mayo. Mientras mi hijo dibuja, leo la biografía que Carlos Baker hizo de Hemingway. “Las mujeres, cuando amamos, sabemos amar, mi general” decía Eva.

Martes. Hoy se cumplen cuarenta y un años del hundimiento del Belgrano. El sábado murió Daniel Breno, un veterano que estuvo en el Bahía Paraíso. Se había operado varias veces de un tumor en la cabeza pero el tumor volvía. Hoy al mediodía se hizo un servicio en la capilla del cementerio de Chacarita. Leo sobre el entierro de Verlaine en el diario de Renard. Son dos escenas diferentes, casi opuestas. La muerte de los hombres de letras siempre es ridícula. La de los hombres de armas y de mar, sobria y completa.