Domingo. Es de estúpidos asombrarse frente a la estupidez. Pero esta época nos pone a prueba.
Más tarde. Buenos Aires nunca mira a Europa, siempre se mira a sí misma y se compara con una Europa fantasmal, con un reflejo lejano. Por eso, festejó a sus escritores irónicos y nunca a sus escritores bélicos. Buenos Aires, una señora onanista, que se calienta mirándose al espejo.
Lunes. Cuando descubrimos que Harold Bloom es un militante de los anglosajón sobre lo latino, de Gran Bretaña sobre España, y de lo judío sobre lo católico, pierde mucha de su gracia.
Martes. En la web encuentro publicitado un libro con los selected writings del poeta y dibujante ruso Daniil Kharms, también escrito Jarms. Del inglés traduzco un fragmento que lo presenta: “Nunca fui más feliz que cuando me sacaron papel y lápiz y se me prohibió hacer cualquier cosa. No tenía ninguna ansiedad sobre no hacer nada por mi propia cuenta, mi conciencia estaba limpia, y estaba contento. Eso fue cuando estuve en la cárcel.” La antología de textos, hay fragmentos en un pdf que encontré googleando, se titula Today I wrote nothing. “Hoy no escribí nada.” Es una buena frase y es verdad que suena liberadora, pero resulta imprecisa. Para ser más precisa debería ser: Yesterday I wrote nothing.
Más tarde. Vuelvo a ver Coffee and cigarettes de Jarmusch, que se estrenó en el 2003. La película es despareja. Cuando los diálogos los llevan adelante actores de oficio son mucho mejores que cuando actúan rockers o actores ocasionales. Igual me gusta. Se puede aprender a escribir un diálogo o una escena viendo esa película simple y directa. También vi Diabolik, del 2021, basada en el comic italiano. Muy bien hecha, copia de manera virtuosa los encuadres de las viñetas. Muy bueno el casting, el diseño de imagen epocal, los actores, hasta la trama parece calcada de la historieta… Pero el resultado es poco interesante, incluso aburrido. ¿Habría que haber traído al ladrón al presente, con la tecnología actual? Como ejercicio de transposición demuestra que no todo lo que es copiado de manera perfecta funciona. Lo único que realmente me gustó fue la escena final donde él, ya en el velero, después de toda la aventura, le da a ella el diamante genuino, no el falso, y ella primero se sorprende y después lo mira con atención y, sin dudar, lo tira al mar “porque es parte del pasado.”
Miércoles de ceniza. Ayer compré por cuatrocientos pesos El hombre que amaba a las mujeres en la librería de la esquina de mi casa. (Un libro nuevo puede costar 15000 pesos.) No lo sabía pero Truffaut tomó el guión de la película y lo transformó en una novela de unas cien páginas. La película se estrenó en el 77. Goyanarte publicó la traducción en el 78. La novela está escrita en primera persona pero empieza con el entierro de Bertrand, el protagonista, en tercera, y la trama está llena de flashbacks y recuerdos. Bertrand también escribe una novela sobre sus amores, que no es lo que nosotros leemos. Aunque lleva el mismo nombre, es otra cosa, que apenas intuimos, y se nos muestra de forma fragmentaria. Me sorprende que la narración sea desprolija y, a la vez, ágil y veloz. Quizás incluso una cosa sea consecuencia de la otra. Bertrand es ingeniero, como Estanislao Balder de El amor brujo. Subrayado varias frases para citarlas. Lo mejor de la historia es la convivencia de las mujeres con los actos de escribir y leer. Una mujer lo rechaza porque prefiere hombres más jóvenes y entonces Bertrand decide escribir un libro. Cuando analiza cómo su madre llevaba una detallada contabilidad de sus amores, reflexiona enseguida: “Este libro que estoy escribiendo ¿qué otra cosa es, sino una lista detallada?” En un momento, Bertrand lee un libro y una de sus amantes, la más loca, se siente celosa y le dice: “haces como si leyeras, lees solamente para molestarme, lees en mi contra, para no tener que hablarme.” Y luego le saca el libro y lo tira por la ventana. En un momento dice: “La soledad me llevó dos días más tarde a meterme en aquel cine en el que se proyectaba una película documental, yo que siempre quise nada más que la ficción.”
Jueves. Napo en Twitter: “Te cambio medio mito por dos millones de deconstrucciones.”
Sábado de gloria. Ayer llegamos a Las Heras al mediodía. El jardinero que mi madre llamó para que trabaje en la casa votó a Milei. Nos dijo que todavía tiene esperanza. La frase es sintomática por lo que no dice. El jardinero esperaba cambios inmediatos que no sucedieron. Esperanza… Es un hombre petiso, joven, con cara perruna, que usa un delantal de goma negro. Mi madre le pregunta el nombre de los árboles y las plantas como si le tomara examen. ¿Y esto qué es? ¿Y ese árbol? ¿Y cuándo florece? Ya estamos en otoño pero igual nos metemos en la pileta con Carmelo. Está fría y nos reímos.