Viernes. El miércoles cené con mi madre y nos acordamos de Malvinas. Yo estaba en primer grado y tengo algunos recuerdos. Nos habíamos mudado a una casa, en la calle Campichuelo, que mi padre seguía construyendo y que después se transformó en la casa de mi infancia y mi adolescencia. La guerra sucedía en la televisión y, una tarde, mi madre me dijo que los ingleses iban a tirar la bomba atómica en Parque Centenario. Pero eso era bueno. No nos teníamos que preocupar. Íbamos a morir enseguida a causa de la explosión y no íbamos a sufrir cáncer de piel ni otros efectos perversos y horribles de la radiación, como había pasado en Hiroshima y Nagasaki. El jueves mi madre sonreía porque se acordaba muy bien del exabrupto. Y agregó que el Parque Centenario tiene forma de blanco circular y que aparte es el centro geográfico de la ciudad. Era obvio que los ingleses lo iban a elegir... Ese humor manejaba mi familia. Hoy es 14 de junio. Hace cuarenta y dos años, Menéndez rendía Puerto Argentino. El recuerdo es triste, pero también significó para muchos argentinos que el peligro había terminado y podían volver a casa. Creo que somos una nación valiente, que demostró que, si tiene que pelear una guerra justa, la va a pelear con entrega y convicción. Yo hoy elijo recordar a mi madre riéndose de la muerte con su hijo de seis años. Las Malvinas son argentinas. Que Dios bendiga a los que pelearon y volvieron y también a los que lo dieron todo y quedaron allá.
Sábado. — Señor Grant, ¿va a escribir un libro sobre esto? —¿Un libro? —respondió Grant, atónito—. Dios me libre. ¿Por qué?
Domingo. Ayer fuimos con Carmelo a cambiar figuritas de la Copa América al Parque Rivadavia. Mientras él cambiaba, revisé, sin entusiasmo, unos cajones de libros de oferta, y encontré, a dos mil pesos, La mano del teñidor de H.W. Auden, editado por Adriana Hidalgo. Un sobre con figuritas cuesta mil pesos así que era realmente barato. Lo compré y empecé a leerlo sentado en un banco del parque. Me gusta mucho como escribe Auden. Es asertivo y simple, y a cada afirmación que hace muy rápido se me ocurren varias refutaciones. Esto no es malo, sino estimulante. En el primer ensayo titulado “Leer”, por ejemplo, quiere sacar al crítico –al reseñista que escribe sobre libros– de su rol de confrontador. En algunos momentos sus aseveraciones generan simpatía pero cuando dice que alcanza el silencio del crítico para condenar una obra mala es ingenuo. Como poeta piensa mucho en sus futuros lectores… ¿Los tendrá? ¿Los tendremos? Antes de irnos le saqué una foto a un puesto que exhibe revistas como si fueran ladrillos de una pared.
Lunes. Hoy Rumania le ganó tres a cero a Ucrania por la Eurocopa. El partido se jugó en Zurich. En el estadio había veinte mil rumanos. Fue un lindo partido, cargado de amor y geopolítica. Donald Yates en México le pregunta a Manuel Peyrou: “¿cuál es su mensaje para los jóvenes poetas mexicanos?” Manuel Peyrou le responde: “Dígales que se vayan a la puta que los parió.”
Martes. Hace unos días murió Edgardo Cozarinsky. Se me ocurrió pensar, de lo poco que lo traté, que había empezado a vivir tarde.
Miércoles. El arma emblemática del Conflicto Bélico del Atlántico Sur es el FAL, siglas del Fusil Automatique Léger, fusil automático ligero. Diseñado por Dieudonné Saive para la Fabrique Nationale d’Herstal, de Bélgica, a fines de los años 1940, se lo empezó a fabricar de forma masiva a principios de los 50. En la actualidad, se lo sigue fabricando en Europa y otras partes del mundo bajo licencia esa misma licencia. Su munición es la 7,62 × 51 mm OTAN. En la guerra de Malvinas tanto Argentina como Gran Bretaña lo proveyeron para sus tropas regulares en todas sus fuerzas. Esto ya nos avisa que , en pleno escenario mundial de guerra fría, el conflicto del Atlántico Sur fue una guerra dentro de occidente, entre un potencia europea como es Gran Bretaña y un país como la Argentina que en ese momento intentaba alinearse con Estados Unidos. Sin embargo, el FAL también fue usado en luchas de emancipación. El FSLN de Nicaragua lo tuvo tan presente que el cantautor Luis Enrique Mejía Godoy le compuso “¿Qué es el FAL?”, canción que, incluida en el disco Guitarra Armada, describe su mecanismo y la forma de operarlo. El fotógrafo británico de Paul RG Haley tomó una de las imágenes más emblemáticas de esta arma. Haley cubrió el conflicto del Atlántico Sur para Soldier, la revista del Ejército Británico, zarpando el 12 de mayo del 82, desde Southampton, con la 5ta Brigada de Infantería a bordo del buque Queen Elizabeth Segundo. Estuvo en el desembarco San Carlos y en los avances por Darwin, Goose Green, Fitzroy y Bluff Cove. En Puerto Argentino, cuando la guerra ya había terminado, fotografió una pila de fusiles argentinos de los cuales destaca uno con una estampita de la Virgen María pegada en su culata fija. La foto se puede ver en el sitio del Imperial War Museums y fue reproducida en el libro de Haley One Man´s War. El fotógrafo declaró que manipuló el rifle para realizar la foto, sacándolo de la pila y poniéndolo en una posición más favorable para su lente, y se excuso con la frase “Las imágenes icónicas no ocurren por sí solas.” La yuxtaposición del arma, construida para matar, y la Virgen, con su mensaje de devoción y amor, debe ser entendida en su coyuntura. ¿Cómo no buscar consuelo en una madre que cuida a su hijo en ese momento? ¿Cómo no invocar protección y recordar un abrazo materno? El Padre Vicente Martínez Torrens relata el hecho en su libro Dios en las trincheras, donde dicen que él repartió esas estampitas y que vio como un soldado del Regimiento de Infantería 25 la pegaba en la parte de atrás de su fusil. La frase popular señala que “en las trincheras no existen los ateos.” Y San Bernardo de Claraval dijo: “Si Ella te tiene de la mano no te hundís. Bajo su manto nada hay que temer.”