Viernes. Bresson: “Estúpida desconfianza de las cosas sencillas.”

Sábado. Cumplo 49 años. Es bastante pero todavía viví más tiempo en el siglo XX que en el siglo XXI. Me gusta ese detalle. Muy pronto, en dos años, eso se va a revertir y pasaré, sin tanta ceremonia, a ser un hombre del siglo XXI. Por ahora, creo que soy un hombre del siglo XX. Saint Beauve dice que siempre tenemos dos defectos, el que mostramos y el que ocultamos. Con el tiempo, esto se va haciendo más y más nítido.

Domingo. Cumplir con las fiestas y mi cumpleaños me genera un tipo de ansiedad social, no sé cómo llamarlo. Es algo que hay que hacer. El festejo de navidad es el que más me gusta por la dimensión religiosa y literaria. Lo demás son rituales con los que cumplo con un dejo de perplejidad y alguna alegría.

Lunes. Otra vez, viaje a Las Heras en tren. Me gusta el paisaje urbano hasta Merlo y cómo va cambiando cuando se empieza a ver la llanura.

Más tarde. Murió Jorge Lanata. En la web encuentro un grabado de Brian Reedy en el que se ve un ovni, con forma de plato, cargando dinosaurios como si fuera una bizarra Arca de Noe. No sé por qué pero hoy recordé que en 1991 fui a ver Pater dixit, una obra de Pompeyo Audivert, al Parakultural de la calle Chacabuco. Me acuerdo mucho de la obra. Estaba situada en un lugar llamado Oshgobernits.

Martes. 31 de diciembre. Ayer en la carnicería, mi madre habla con el carnicero. Le dice que su carne tiene mucha grasa. El carnicero sonríe mientras mueve los cortes buscando uno menos gordo. Compramos asado de tira, una tapa de asado, chorizos. Empiezo el fuego a la tarde y aso la carne de forma muy lenta. A medianoche, brindamos con champán. Luego comemos duraznos en almíbar.

Miércoles. Primero de enero. Llegamos al 2025. Las noticias sobre robots entrando en la vida doméstica se multiplican. Hay perros robots, guardias de seguridad robots, robots con forma de androides… Este año vamos a pegar un salto en el campo de la robótica. Pero… ¿un salto hacia dónde? Todo ese ateísmo tecnológico es liberal y autodestructivo... La aventura que proponen sus personajes es una banalidad infantil, de perversos polimorfos tardíos. ¿O no hablan acaso como adolescentes bobos? Ojalá este 2025 crezcamos un poco más y nos acerquemos a Dios.