Jueves. Ayer salimos para Mar del Plata. Pasé una noche muy incómoda con la garganta cerrada y doliendo. Pero me automedique a tiempo con Amoxidal y durante el viaje me fui componiendo. Cuando salimos, había mucha niebla en la ruta y, a medida que se fue disipando, también me fui sintiendo mejor. Hoy, presentación del libro de los submarinos en el Museo de la Fuerza de Submarinos, en escollera norte, con la presencia del comandante de base y veteranos de la tripulación del San Luis. El museo me gusta, es de los museos que más me gustan. Lo dije, me preguntaron por qué y dudé. Después dije: “Me gusta porque me gusta la historia de los submarinos argentinos.” Y es verdad. A la tarde pasé por el Centro de Veteranos de Malvinas de la ciudad y más hacia la noche fui a la presentación del libro nuevo de Hugo Emilio en Dickens. De las posibles anginas, no hay rastros de fiebre pero sí me queda un mareo que va y viene y una falta de fuerza general.

Viernes. Celia tenía que darle a Mauro D´Angelis un ejemplar de Wilson, su primera novela, editada por Bucarest. Como Mauro estaba con su hija Sofía, de diez años, y nosotros con Carmelo, nos encontramos en Sacoa. Mauro recibió el libro con alegría, e intentaba moderar su sorpresa, pero no tuvo mucho tiempo porque enseguida los chicos nos arrastraron a los autitos chocadores. Después, fuimos a un bar a merendar y le saqué una foto a Mauro en la que, entiendo, capturé algo de su vida como escritor.

Sábado. En la Feria de invierno de Mar del Plata, muchísima gente. Más de cien puestos, la mayoría de las editoriales buenas, y varias muy buenas. Compro, como siempre, una plaqueta en Barba de Abejas. Esta vez, Virginia Woolf sobre el arte de leer y reseñar y en Agnés ediciones, una versión de El Caso Schreber. También el primer libro de relatos de Mauro en Letra Sudaka. Los visitantes hacen cola para entrar a escuchar a la autora de Cometierra, la novela del escándalo en la provincia de Buenos Aires. El auditorio, grande y ceremonial, se llena. Se confirma que para que la literatura circule más rápido es necesario un catalizador externo, un accidente. Incluso en estas épocas de vértigo digital el lector necesita orientación, un subrayado, para saber a dónde ir y qué leer. Luego, con Jorge vamos a ver a Rafael Oteriño que nos convida un café y un whisky. Oteriño, a quien no conocía, me deja una impresión grata, sensible, de triunfo de la letra sobre el mundo.

Domingo. Presentación del libro de Sebastián Chilano, Cuatro variaciones sobre el mar, en Queja editora. Eso a las dos en la pequeña sala de la planta baja, de caja italiana. Mar del Plata me inspira, me llena de ganas de escribir, no sé por qué. La ciudad está llena de historias, de fantasmas y de arquitectura excéntrica, como Necochea, como Ushuaia. También, desde luego, es posible que sea el mar, y antes, la vasta llanura. Ushuaia, la montaña. La geografía es la única ciencia exacta. Después, en un camarín algo escondido en los altos del teatro, presentación de la novela de Mauro.

Lunes. Hoy, regreso a Buenos Aires. Salimos con lluvia y Celia algo engripada. Luego en la ruta, el clima, otra vez, se va componiendo. Se despeja el cielo pero se presiente la llegada del frío. Llegamos a Buenos Aires y en la autopista ya tenemos sol pero la temperatura empieza a bajar. En la radio, hablan de una ola polar. Pero como diría Godoy, en el sur no hay osos polares, los trae nuestra neurosis.