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Por Juan Terranova. Lunes. Escuchando el Antonio Sánchez Trío. El mejor jazz de ahora. Y leyendo sobre Bach. Parece que tuvo varios problemas con el Consistorio de Arnstadt. Una vez le dieron un permiso de vacacionesde cuatro semanas para visitar Lübeck, al norte de Alemania, un viaje de más de 300 kilómetros que Bach dice que hizo a pie. Para que tocara en su lugar dejó a su primo Johann Ernst Bach. El viaje era para escuchar y aprender de Dietrich Buxtehude. Es famosos el episodio. También se dice que exploraba la posibilidad de suceder al organista de 68 años, que tenía a su cargo en la iglesia de Marienkirche un instrumento de 3 teclados con 54 registros.

 

El compositor también aprovechó el viaje para asistir al Abendmusik de la región, una serie de eventos musicales organizado por Buxtehude en la iglesia de Santa María, con música para órgano y músicas vocales, que se hacía cinco domingos después de Navidad. En vez de cuatro semanas Bach se tomó cuatro meses. No lo culpo. El Consitorio lo levantó en peso. Si alguna vez se hace una bio-pic de Bach, habría que meterle freejazz de música incidental. Un titular en el Daily sobre el amor y el despecho en Rumania: “Wife rips off her Romanian husband’s testicles with her bare hands after he refused to help with the housework on International Women’s Day.”

Martes. Encuentro en Twitter el poster de The Werewolf vs. The Vampire Woman. La dirigió León Klimovsky. Se estrenó en 1971. Una de las líneas de venta dice: “See it with someone you hate.” Sería un grupo variopinto y casi numeroso entrando en una de las viejas salas de Lavalle.

Miércoles. Compré Desde la balza, sobre el naufragio del Belgrano. Es una especie de remembranza escrita por el Capitán de Fragata Deluchi Levene y publicada por la ya legendaria editorial Dunken. También compré Nixon al desnudo, uno de los libros que tenía Robledo Puch. Lo empecé y siento que accedo a un fantasma leído a través de otro fantasma. La última noticia sobre Robledo Puch es que lo dejaron salir doce horas. ¿Nadie va a publicar las cartas que le escribía a Cristina, con amenazas cargadas de un seguro erotismo carcelario?

Miércoles más tarde. Leo la carta de David Tinker donde habla de la Fuerza Aérea Argentina durante la Guerra de Malvinas. Luego, me quedo colgado mirando los retratos de Cornelis de Vos que hay en Wikipedia. ¿Qué leía Cornelis de Vos? ¿Cuales eran sus guerras?

Jueves. Le compré a Gogui El peor viaje del mundo de Apsley Cherry-Garrard sobre la expedición de Scott al polo sur. La primera línea es muy buena: “La exploración polar es la forma más radical y al mismo tiempo más solitaria de pasarlo mal que se ha concebido.” También me consiguió a buen precio el Diccionario de psicoanálisis de Laplanche-Pontalis. Y me regaló una curiosidad, La vagancia disimulada del doctor Ariosto Licurzi. Editado en 1939, el libro toca el tema de los crotos y los vagabundos y tiene una bajada que dice “20 capítulos de psicología práctica.”

Viernes. Un titular de Clarín. “Para la ciencia, King Kong, Nessie y el Kraken existieron.” La bajada dice: “Revelaciones. Son bestias que se hicieron populares en el cine y la literatura. Ahora demostraron que fueron reales.” Desolador. Otro titular del Daily. Lo traduzco: “El pasado domingo, oficiales de la Guardia Costera detuvieron a un hombre corriendo en el océano dentro de un enorme inflable que contenía una rueda para hamster (hamster wheel).” ¿Qué lo lleva a hacer eso? Supongo que la idea de que el mar es chato, como el agua de una palangana.

Sábado. Siempre hay que buscar el punto de apoyo. Y desde ahí avanzar. Si estás cansado, si trabajaste mucho, si las cosa no avanza, buscás el lugar desde donde empujar y hacer fuerza. Hay que buscarlo siempre. Incluso cuando uno lee. Sobre todo cuando uno lee.