Lunes. Hablo con Robles de Ricardo Zelarayán. Él lo conoció por un tío. Lo que me cuenta Robles del Zelarayán personaje me resulta interesante, me gusta escucharlo. Pero Zelarayán fue un ídolo idiota, un amigo vacío. Escribió una novela ilegible y unos poemas. Su gran aporte a la literatura argentina es su mito, el de un hombre malo, desagradable e inútil. (No es poca cosa, pero…) Lo mejor que hizo fue una entrevista a Filloy donde Filloy dice que la autoridad hace aparecer el castellano en las clases populares. Zelarayán comenta: “Sin embargo, en la sierra, la meseta o la montaña, el alcohol desata las lenguas. El alcohol y la confianza…” Y Filloy contesta: “¡Y la autoridad! Usted no puede imaginarse el alcohol que es la autoridad. Si usted inviste a un chuncano, a un paisano con un cargo de subcomisario o de juez de paz, ¡hay que ver la facundia que adquiere el tipo! Ahí aparece el español.”

 

Martes. En La lectora provisoria, el blog de Quintín, publicaron una entrevista donde César Aira dice que fue troskista y estuvo un mes preso.

Miércoles. Leí, muy rápido y con mucho gusto, una biografía de Wagner publicada por el sello del Ateneo y escrita por Jacques Decker, un belga. Ahora leo otra, más vieja, publicada por la mítica editorial Anaconda, firmada por Robert L. Jacobs. Ambos libros son muy parecidos, pero se disfruta la comparación y las pequeñas diferencias. La más conocida parece ser la de Guy de Pourtalès, de la cual hay varias ediciones disponibles en Mercado Libre. Compro una reciente y luego, vuelvo a escuchar la adaptación para piano que hizo el mismo Prokofiev de su ópera Romeo y Julieta. También escucho la transcripción que hizo Liszt de la quinta sinfonía de Beethoven.

Jueves. Jorge Alemán, en una nota sobre su vocación como psicoanalista: “pensar sin obsesionarse es una especie de felicidad.”
(https://redpsicoanalitica.com/tag/jorge-aleman-lavigne/)

Viernes. Leo un artículo sobre una unidad especial del ejército israelí que recluta autistas. El artículo dice: “La Unidad Especial de Inteligencia 9900 está dedicada a todo lo relacionado con geografía, incluyendo mapeo, interpretación de fotografías aéreas y satelitales e investigación espacial. (...) La Unidad 9900 no está supuesta a participar en acciones de combate. (...) Dentro de esta unidad hay una pequeña subunidad de soldados altamente calificados, que poseen extraordinarias capacidades visuales y analíticas. Son capaces de detectar hasta el más mínimo detalle, imposible para la mayoría de la gente. (...) Lo único de este grupo de soldados de elite es que todos ellos están diagnosticados dentro del espectro de autismo.”

Viernes, más tarde. Un rasgo argentino: el mundo medido según el afecto. Tiene su costado lindo, y su costado asfixiante. ¿Y el autismo afectivo? El espectro del autismo quizás sea el más temido, rechazado y al mismo tiempo, ironía, practicado.