Lunes. Termino de leer El ABC de la lectura y recorro mis subrayados. Encuentro varios. Copio este: “La confusión que se ha producido en la mente pública tiene una causa muy simple: el deseo de obtener algo a cambio de nada, o aprender un arte sin trabajar.” Ezra Pound en 1968. Vale.
Martes. Despierto de una siesta cansado. Pero ¿cansado de qué? De ser siempre lo mismo, aburrido de mí. Esa previsibilidad, ese hastío de lo previsible, esa histeria ¿de dónde viene? Dura poco. Dos segundos. Uno. Dos. Cuando me levanto, me compongo. Material suicida se llama. Mucho romanticismo. Con ese estado de ánimo en mente pienso que este diario debería incluir mis odios, mis venenos, como decía el gordo. No los incluye por pudor, por incapacidad y cobardía. Así que tengo que pelear contra el aburrimiento con herramientas débiles.
Miércoles. Compro en la feria de libros del Parque Rivadavia un viejo ejemplar de Judas de Lanza del Vasto, traducido por Aurora Bernárdez, editado por Goyanarte. (La tapa ¿copia la tapa de la edición de Sur?) Volví a pensar en Lanza por Axel Díaz Maimone, que me pasó un artículo sobre el Arca y el escritor italiano. Pero ¿mi primero contacto cuál fue? El nombre flotaba por mi casa como una rareza. Era demasiado místico y hippie para mis padres, pero quizás por eso lo conocían. También recuerdo un artículo de Caparrós, que hoy no encuentro en la web, donde él mismo habla con Lanza en un tren italiano.
Jueves. El Judas trae, a modo de introducción, una carta de Maritain contándole a Lanza sobre la lectura que hizo del Judas e invitándolo a pasar por París y visitarlos a él y a su mujer. Y otra carta, la respuesta de Lanza contestando que está peregrinando y que ese Judas fue entendido bien y entendido mal por muchos lectores. No son grandes prosas, ni un memorable intercambio. La novela es más interesante, con un aire de época bastante pop para meterse en la cabeza de Judas, y algunas aciertos estilísticos. Por ejemplo: “Qué bien escrito está el escorpión, pensó Judas.” Nadie lee ya a Maritain ni a Lanza. Aunque recuerdo una vez en una básica de la comuna 1 a Mariano Keena explicando la relación entre Maritain y el peronismo en una clase muy potente y reveladora. Lanza y el peronismo hubiese sido más difícil de conectar, aunque quizás no, quizás no tanto. Giuseppe Giovanni Luigi Maria Enrico Lanza di Trabia-Branciforte, alias Lanza del Vasto.
Más tarde. Otra cita de Ezra: “La idea de que la mente, tanto la de un individuo como la de un país, puede declinar y exhalar todos los mefíticos vapores de la descomposición, ha caído en desuso, desgraciadamente.” Estos dos viejos ¿se hubiera entendido?
Viernes. Leo en Belcebú o la caída en la nada de Lanza: “La distracción -la palabra lo dice- significa estar dado vuelta hacia el exterior. Disipación y dispersión es lo mismo que aniquilamiento. Esparcirse, salir de sí mismo, caer y perderse entre las cosas del exterior, esa es la manera de morir, de corromperse, de destruirse. Todos los pecados, todos los vicios, no son otra cosa que distracciones, disipaciones, diversiones, violentas dispersiones del ser. Y si son malos es sobre todo por eso.”