Lunes. Dentro de un libro de arquitectura de mi padre, una biografía crítica de Louis Kahn, encuentro un folleto que promociona el jardín de infantes del Club Italiano, el lugar donde yo hice mi jardín de infantes, mi más primera escolaridad. Desde luego, en ese momento no sabía leer. Así que leo eso ahora, más de treinta y cinco años después. El jardín se llamaba “Paso a paso.” El folleto está amarillento por el tiempo. Paso a paso. No está mal esa consigna. En ese jardín aprendí a nadar con el profesor Lentino que me llegó a entrenar cuando era adolescente. Paso a paso. No recuerdo haber leído ni una letra en esa época, lo cual me da una idea de felicidad.

Martes. Podemos decir: si se escribe, no se lee. O lo que sería más exacto: cuando uno está escribiendo va leyendo sus propias lecturas y desarrollandolas, pero no lee las escrituras o lecturas ajenas. Como fuere, el acto de escribir implica una intoxicación barroca. Es un acto excrementicio, generador de manchas.

Martes, más tarde. Estuve en estos días dos veces en el bar Alcalá de Gaona, donde los viernes se junta un grupo que juega a Scrable. (Es un grupo grande, de gente de mi edad, algo mayores quizás.) Las dos veces fui a hacer tiempo. La primera vez vi una mujer en muletas, le faltaba la pierna derecha. La amputación había sido a la altura de la rodilla. La segunda vez fue hoy hacia el mediodía. El bar estaba vacío. Alcalá, donde se juega al Scrable. ¿Esperaba ver a la amputada otra vez? Alcalá, juegos de palabras, tullidos. Si se despeja la equis de esa ecuación da Cervantes.

Miércoles. Coincidimos con Robles en que las redes sociales se volvieron negativas. Al menos un buena parte. Después, leo sobre el antiperonismo. ¿Quién de nosotros escribirá la historia del antiperonismo? Sería una herramienta política importante.

Jueves. Compré por Mercado Libre un viejo ejemplar de la revista Fantasía de la mítica editorial Columba. Año II. Número 102. Buenos Aires. 10 de junio de 1962. Justo el 10 de junio, día de la reafirmación argentina de los derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, mares circundantes, otros archipiélagos y Antártida. En la tapa Roy Rogers enfrenta unos cowboys. Rogers sostiene un caballo blanco, los otros dos lo apuntan con sus revólveres de cowboys. Un cuarto cowboy, canoso, observa la escena. En ese momento Fantasía era “La revista de bolsillo con historietas extraordinarias.” Casi una definición de la literatura argentina.

Más tarde. Me avisan que falleció Rubén Schofrin. Que Dios lo cuide.

Viernes. Anaximandro decía que la Tierra era cilíndrica. Ezra Pound: “El sentido narrativo, la capacidad de narrar, pueden sobrevivir a cualquier mutilación. Si un hombre tiene una historia que contar, se mantiene en la cosa y no se permite preocuparse por sus propias limitaciones, el lector lo encontrará a la larga o a la corta,y todas las condenaciones profesorales y restricciones teóricas no tendrán el menor sobre el status civil del auto.