Domingo a la noche. Veo 2001: odisea en el espacio. El título me sigue pareciendo malo, en el inglés original y en español. Pero la película es de una precisión y un ritmo muy hermosos. Esa lentitud, esa ansiedad lenta… No creo que Kubrick haya filmado el alunizaje en un estudio oculto de Hollywood como se dice. Al contrario, creo que 2001 se rodó en un viaje real a Júpiter.
Lunes. Vuelvo a Dolphy, ya sin el entusiasmo de mi primeras escuchas. Pero vuelvo a esas estridencias y escucho mucho arte. ¿Debería escribir sobre el? ¿Es mi escucha una lectura?
Lunes, más tarde. ¿Para qué, cuál es la motivación, de escribir una novela? No existe. No hay por qué. No hay motivo. Y sin embargo, ese calor que emite la narración novelesca no está en ningún otro lado. Tautolológicamente si pensamos en novelas malas, la novela como género no tiene sentido. Si pensamos en novelas buenas y de realización feliz, sí. Ahora bien, dejando eso aparte, el impulso por escribir novelas es diferente de la novela en sí. Vuelvo a preguntarme, ¿de dónde sale es impulso?
Martes. 2001 es, en realidad, una película una pareja que está junta hace mucho tiempo y de golpe tiene que separarse. Los dos quieren separarse pero ninguno de los dos sabe cómo hacerlo sin que el otro sufra. Y siempre, en una separación, hay uno de los dos que es una máquina o se porta como una máquina.
Miércoles. Ayer, visita a dos librerías en Flores. Una, La Chispa, en Varela 20. La otra, Atenea, sobre Rivadavia, a unas diez cuadras, casi en Floresta. Ambas muy lúgubres, desaseadas y polvorientas. Atenea queda al lado de una estación de servicio. En La Chispa había muchísimos libros de Octaedro, un admirable sello pirata cuyo catálogo es nuestra fantasía de lector con Sebastián Robles. En la otra, mucha historieta y cine clase b, y libros muy viejos en ambas. Fui con mi hijo a hacer el recorrido. En un momento de la caminata entre una y otra me dijo que le gustaba mucho nuestra ciudad. Y yo le dije que sí, que a mí también. En ambas librerías saqué fotos.
Jueves. Me regalaron El mundo de Wagner de Stewart Spencer. Lo comente con Napolitano que me dijo que estaba bien. Es una especie de biografía fragmentaria. Tiene unas cronologías introductorias a cada capítulo que ayudan mucho. Lo leo entendiendo que leo ya cualquier libro con una despreocupación sana. Leo si me gusta y si no, no leo. Y este libro me gusta.
Viernes. Wagner y la ciencia ficción. Ficción, épica y paranoia. Wagner y Kubrick. Seguro que ya hay uno o dos libros sobre el tema. Si googleo podría ampliar la información, encontrar algún pdf, algún paper, una o dos entrevistas, y luego sopesar si es posible escribir algo, si queda un poco de originalidad para exprimir… Y sin embargo, prefiero el otro camino, el de imaginar esos libros, imaginar sus posibilidades, sus comparaciones, sus suspicacias y sus inteligencias. Aunque quizás en algún momento haga lo otro, por ahora, me alcanza y me satisface.