Lunes. Ya que en Argentina se nos niega la metafísica, ya que se nos niega la discusión por el Ser, y ya que, cuando damos esa discusión, o hacemos estilo, o hacemos el ridículo, la disputa política se da en torno al humor. La pelea es, entonces, por el control del humor. O para ser más preciso, por la picaresca. El que controla la picaresca controla la política argentina. El que no la controla intenta censurarla. Hay incluso una épica ahí. Y en tanto somos un pueblo romántico y tensionado entre la civilización y la barbarie, la épica se nos da bastante bien.

Más tarde. El dinero es transnacional hace décadas pero la comprensión política sigue siendo analógica. Eso señala un problema de orden social y comunitario. La metáfora que se me ocurre es seres tridimensionales mirando a seres bidimensionales soñando con un futuro en dos planos y felicitándose por sus avances. Por otra parte, cualquier reflexión sobre el dinero en la Argentina va redundar en las formas de la picaresca.

Martes. ¿Se necesita creatividad lingüística para salir, al menos un poco, del síntoma? Nada de melodía, nada de ritmo. Ahora toquemos.

Miércoles. Compré Patria mía de Ezra Pound. En el subte leí contratapa y prólogo pero lo que más me gustó fue la lista de la colección Cuadernos Marginales de Tusquets. Textos breves, bien editados, con mucho potencial de lectura. Hacía calor en el subte y pensé en toda la reflexión de Pound sobre los libros y el dinero. Una reflexión primitiva, antimoderna, utópica y verdadera. En Trece monedas, Borges titula Un poeta menor y agrega: “La meta es el olvido./ Yo he llegado antes.” Un título y dos versos. Saberse menor no sé qué efecto tiene pero predicarse menor, engrandece, un poco o mucho, depende. (La épica de los menores es más épica.) En todo caso lo de Borges se trata de contar monedas y estas encima son trece.

Jueves. Mi hija tiene que dar historia antigua de primer año en diciembre y estudio con ella. Sumerios, hititas, acadios, amorreos, egipcios. Pero ¿quienes son? La pregunta vuelve una y otra vez. ¿Quienes son? Así que me veo obligado a sacar la bibliografía obligatoria y traigo de la biblioteca el primer libro de Nippur de Lagash. Juntos leemos la primera historieta donde Nippur, liberado de su cautiverio en el desierto, llega a una ciudad sin nombre y se hace emplear como guardia de una caravana que cruza el desierto. Empecé a leer a Nippur y a Robin Wood a la edad que tiene mi hija ahora y me acompañó siempre. Es el mejor ejemplo de épica que conozco, el más completo, el más sutil. Robin Wood solo es comparable a los grandes maestros de la la literatura del canon occidental, desde la Ilíada hasta las películas del siglo XX, y a todos esos pilares occidentales en algún punto los trasciende. ¿Los persas tenían dinero? El dárico, creado por Darío. Los egipcios no lo conocieron hasta edades muy avanzadas. Cuando terminamos de estudiar vamos a la computadora y buscamos fotos de monedas antiguas. Lamento que el programa no llegue hasta los griegos y los romanos, nuestros padres. Me desagrada un poco que nos quedemos en Oriente hasta el año que viene.

Viernes. La literatura. Qué palabra rimbombante. Demasiadas sílabas, demasiado de todo, una mezcla de polvo, niquelados y pretensiones. Hay una buena cita al respecto: “Yo diría más bien de la letra. La literatura, no sé todavía muy bien lo que es; a fin de cuentas, es lo que está en los manuales, de literatura entre otros.” Debería leerla todos los días.