Annie Mummolo y Kristen Wiig, ambas nacidas en 1973 -una en la presidencia de Héctor Cámpora; otra en la de Raúl Lastiri, como yo-, escriben su segundo guión de comedia. El primero fue el de Damas en guerra (Bridesmaids, 2011, dirigida por Paul Feig). Diez años después el director de un guión de Annie & Kristen es otro, alguien llamado Josh Greenbaum, en su primer largometraje de ficción. El reinado de Annie y Kristen debería durar, no como esas dos presidencias. Damas en guerra al gobierno, y Barb and Star al poder.

Barb and Star Go to Vista del Mar es una de esas comedias que los burócratas de la crítica podrán definir con las formas con las que los burócratas de la crítica definen la mayoría de las cosas: burocráticamente, revisando si los sellados están más o menos parejos; qué aburrimiento al viento. Y hablando de viento y del mar, y las olas y el viento… gaviotas del mar, gaviotas al viento, gaviotas amontonadas, gaviotas taciturnas, gaviotas enojadas y vindicativas: ¿por qué no hay más películas como esta? ¿por qué no hay más musicales como el de la llegada al resort y como el de ustedes, gaviotas? ¿por qué una comedia extraordinaria como Barb and Star no es crucial para definir un año o una época, como lo fue La fiesta inolvidable en los finales de los sesenta? ¿por qué no vemos estas películas en salas grandes, en salas llenas, en salas repletas de risas?

Barb and Star Go to Vista del Mar cuenta la historia de Barb y Star, que nunca salieron de su pueblo en Nebraska, y que van a un prometido Xanadú llamado Vista del Mar, en la Florida. Dos señoras con spray en el pelo y que no paran de hablar y hablarse van a desmelenarse. Y entonces las críticas burocráticas cuentan y cuentan más el argumento. Y entonces los burócratas de los ojos y los oídos dirán que esas propuestas argumentales ya las vimos mil veces, dicen. Es que los burócratas de la crítica aburren y espantan a la gente, la separan del cine. ¿A quién cuernos le importa de qué trata en detalle una película? No sé, gaviotas, no lo sé; me subo a una palmera con una canción a todo volumen y no lo sé. Lo que sí sé es que esta película tiene una inventiva desatada, una solidez temática clara y bien bordada, con la prestancia que dan la seguridad y la experiencia. Y que está llena de ideas cómicas, de audacia narrativa, de cohesión en todo lo mucho que se presenta para luego recuperarse de formas festivas, bombásticas, felices.  Cangrejo sabio, gracias por tus palabras; forma de gaviota recortada para ese fundido magistral post canción, gracias por tu contorno; niño oriental que abre la película con su recorrida en bicicleta, gracias por tu lip sync; bebida azul gigante, gracias por tu tesoro que antecede a la secuencia de baile con la canción de Titanic empastillada; Annie y Kristen, gracias por hacer una película que podría enlazarse y acostarse drogada con A Night at the Roxbury.

A Night at the Roxbury, otra película de gente de Saturday Night Live, y otra película en la que está el nombre clave de la comedia estadounidense del siglo XXI: Will Ferrell. Aquí Will Ferrell y Adam McKay son productores. Y también son productoras Annie y Kristen. Y en A Night at the Roxbury y en Barb and Star Go to Vista del Mar hay un dúo basado en la amistad que entra al mundo, o a los mundos, con un nivel de extravagancia que la comedia en su plenitud puede convertir en gran arte feliz, en gran arte de la actuación (grande del grande, de esa clase de grandeza que los burócratas no pueden ni vislumbrar como tal) en gran arte con música, en gran arte con baile, en gran arte del cine, ese arte que a veces incluso logra elevarse hasta la comedia.