En el medio de este film festivo, o más allá del medio y más cerca del fin del film, de repente caemos en la cuenta de que estamos viendo una película en blanco y negro que parece haberse tirado de cabeza -o de panza y con ruido- en el universo de Ingmar Bergman. O, para decirlo con los términos que les gustan a ustedes los jóvenes, Thor: Amor y Trueno hace chistes con multiversos sin comerse el verso. Así las cosas, o porque así nos convocó con alegría Taika Waititi, Christian Bale hace de la muerte y nos trae a la memoria El séptimo sello mientras pensamos en Persona y en Gritos y susurros. Pero no nos burlamos de Bergman sino que lo homenajeamos con Waititi. Y todo esto en una de superhéroes que es una grandísima comedia, como Thor: Ragnarok pero incluso mejor.
Así como en algún momento de nuestras vidas hemos pensado que toda gran canción debía ser versionada o multiversionada por los Ramones y Johnny Cash, uno está tentado de decir que todos los temas del cine -es decir todos los temas, para recordar a Horacio Quiroga- deberían serle ofrecidos a Taika Waititi para que los haga comedia, para que los haga rodar con frenesí cómico, ese que no niega el dolor pero que, final y felizmente, se lo lleva puesto, en aras del arte superior de la risa. Recordemos, ahora mismo, a Jojo Rabbit y su filmografía anterior (acá tienen algo sobre ese asunto: link).
El autor Waititi hace su segunda película de Marvel pero en realidad hace una -otra- de Waititi. Una que imagina por todo lo alto, que cuenta, que hace comedia firmada: una película de autor. Y lo hace en un momento en el que los nombres de los directores han desaparecido de muchos carteles (Frank Capra mira desde el cielo con desaprobación). “Una película de Netflix”, “una película de Amazon”... vemos en mails y en las calles, en afiches no demasiado bonitos. En los mails es casi siempre posible encontrar el nombre del director de la película en cuestión, en los afiches no aparece ni en tipografía mínima, ¡devuelvan a los directores! En estos tiempos, entonces, Waititi se apropia -con fuerte singularidad- de Marvel, de Thor, de Shakespeare, de Guns ‘n Roses, de Enya, de Dio y su canción clave, del nombre Axl, de martillos, de lechuzones, del color y del blanco y negro, y de decidir qué hacer ante “la salud”. Se apropia otra vez de la capacidad de Chris Hemsworth para la comedia, de cameos gloriosos, de las capacidades intensas de Natalie Portman y Mr. Bale. Y de Zeus interpretado por el gordo, por Tutatis. Taika Waititi hace una de Taika Waititi. Taika, el actor, director y guionista que vino del sur, de Oceanía. El que interpretó a un vampiro, a Hitler y a Korg. Que se mandó una -otra- de luces y colores y una reunión de dioses. De dioses sin hombres, solo dioses. ¿Le gustará esta Thor a los seguidores más solemnes de los súper héroes? No tengo ni idea, no tengo el disgusto.
Thor: Amor y Trueno. Me molestan las mayúsculas porque sí -o las aún más caprichosas- pero a esta película, a su tipografía -a su decisión tipográfica- se le podría permitir eso e incluso más, y ese título es tan desafiante, tan heavy metal... (además, de todos modos, en la película Amor y Trueno son finalmente nombres propios). Las formas de las letras elegidas son, también, una fiesta. Y también lo es la explicación del “agujero de gusano”: pocas películas se ríen así de bodrios solemnes y paspados como Event Horizon e Interstellar; con brevedad, certeza y un lápiz y un papel. La canción del final, la canción clave, de Dio, es “Rainbow in the Dark”. De hecho, la película podría haberse llamado Thor: arcoiris en la oscuridad. Porque eso y mucho más es esta comedia, que es tan comedia que tiene dentro de sí las más diversas tragedias y enfermedades terminales, y a Bergman como uno de sus referentes… y sigue siendo una comedia. Taika tiene claras las tradiciones, sus tradiciones y sus traiciones, y le gusta el cine -aunque no esté de moda que te guste el cine-, y por eso puede meter unos cuantos “temas contemporáneos” dentro de los temas de siempre, esos asuntos eternos del amor, el trueno, los dioses, la oscuridad y el arcoiris.