Hace unos meses se anunció que Horizon de Kevin Costner se estrenaba en Max tal día de agosto, creo recordar. Ese tal día no estuvo, de eso estoy seguro. Falsa alarma. Pero ahora sí está finalmente disponible en la plataforma en cuestión, sin pasar acá por las salas de cine. Y yo no pude, no puedo, no podré.

La última película dirigida por Costner ya había cumplido dos décadas el año pasado: la hermosa, clasicista, emocionante Open Range, acá conocida como Pacto de justicia y que, como tantas otras grandes películas, no está disponible en ninguna plataforma, al menos a fines de noviembre de 2024. En el momento de su estreno en cines escribí maravillado ante la película, y volví a escribir en varias otras ocasiones después. Y seguí admirando el cine de Costner como director y como actor, y publicando diversas notas sobre Costner. Open Range fue, en su momento, una película bastante maltratada. Ignorada en general por el público y tampoco fue muy elogiada por la crítica, sobre todo en Argentina. Una excepción, claro, fuimos nosotros en El Amante, que siempre supimos del valor de Mr. Costner.

Pero ahora, este año, Costner fue aplaudido un montón de tiempo en Cannes, o eso cuentan, con lujo de detalles de minutos, en esas noticias que parecen auspiciadas por vendedores de cronómetros. Horizon: An American Saga es una película de tres horas, pero no solamente una sino cuatro películas, o cuatro partes. De hecho al título hay que agregarle Capítulo 1. Se habla de la tremenda ambición de Costner, de hacer en estos tiempos un western gigante en cuatro capítulos, en cuatro porciones también gigantes. Esto cuesta mucha plata que casi nadie quiere poner y Costner sí pone plata, un montón. Costner vuelve a ser valorado profusamente en 2024, como cuando era el rey de todo a principios de los noventa y recién había presentado y triunfado con su primera película como director, Danza con lobos. La buena estrella de Costner no llegaría intacta ni siquiera al final del siglo, sobre todo debido a acumular diversos fracasos de gran porte en términos de inversión-recaudación, como actor y también como director. Pero quién juzga calidad meramente por cantidad de público comete unos cuantos errores. Y ni yo ni los defensores de Costner de fines del siglo XX y de principios del XXI estábamos equivocados: Waterworld, Wyatt Earp, El mensajero y algunas más eran cine muy valioso aunque no lo viera toda la gente que se había creído que lo iba a ver. Y, además -otros tiempos- era cine que se proyectaba en los cines. Era cine en el cine.

Habitualmente suelo desconfiar de los elogios muy unánimes y muy encendidos ante una película, pero frente a lo que se decía de Horizon no, porque, bueno, se trataba de Costner volviendo a la dirección, con un western, o un mega western, o un supra ultra western, o una parte de un western. Así que ante la noticia de que finalmente estaba disponible Horizon me dispuse a verla. Y en pocos minutos no pude. Intenté seguir. Y no pude. Me dije que no podía ser, que cómo podía no poder. Y avancé un poco más. Y no pude. Y dejé pasar unos días y no pude otra vez. Y esto no es una crítica, es apenas una confesión y ni siquiera es una curda. Es, sí, una constatación: Horizon no pertenece al cine sino a la televisión, o al nuevo arte del cine disminuido, ese que parece televisión, con sobreabundancia de planos, cortes y cortes, pero no con pulsión, grandeza y energía de cine como en, por ejemplo, Un domingo cualquiera de Oliver Stone. En Horizon muchos de los planos parecen provenir de un rodaje hecho a varias cámaras, como se solía hacer en televisión en la mayoría de las ficciones. Horizon, con sus doce horas y presentación de muchos personajes y sus planos de presentación de diversos espacios medio apurados, es así nomás: no una película sino una serie o miniserie de televisión, en capítulos. Un western televisivo, o al menos eso es lo que vi sin poder ver mucho. No pude, no puedo, no podré, me quise ir de Horizon enseguida. Y me pongo a pensar en si habrá sido un error enamorarse de Open Range. Y reviso y no: Open Range era cine, de ese confiado en el tiempo, en su duración, confiado en el espacio, en la grandeza que puede tener el cine, el western, desde los planos generales, un western honorable, pegado a los espacios reales, amplios, al mundo; una película para respirar en ella. Volveré a ver Open Range en el futuro, pero creo que con Horizon no pude, no puedo y no podré.