Estamos cerca de fin de año, este es mi último artículo para Hipercrítico de este año bisiesto (y demasiado par) 2024. Se publicará cuando falte algo así como 2,367% del año por transcurrir. ¿Les parece poco 2,367%? No es tan poco. Igualmente, este es un artículo mucho pero mucho más cercano a fin de año que esos “resúmenes” que llegan apenas termina noviembre, ¿qué les pasa? Cada año se adelantan más y más y más los “cierres y balances del año”. Se calcula -me dijo la IA, o quizás les esté mintiendo- que en las próximas décadas esto se seguirá adelantando y, después de dar por concluido el año en febrero y tomarlo como lógico y con gente compartiendo su canción más escuchada del año en las redes en el primer trimestre, algún tiempo después -sin darse cuenta- esta gente cerrará el año otra vez el 31 de diciembre, como se solía hacer en el siglo XX. Ya no importará, de todos modos, ni eso ni ninguna otra clase de precisión.
Tampoco debería importar demasiado hacer un balance de este año de cine si uno sabe que la aplastante campeona en recaudación de 2024 fue Intensamente 2. Y que las catorce primeras películas en el ranking de recaudación mundial -¿o quieren decir global, que queda más canchero, más marketinero?- son todas secuelas o basadas en “marca previa”. Menos sentido tiene celebrar acá una película como The Fall Guy, que recaudó casi diez veces menos que Intensamente 2. The Fall Guy, dirigida por David Leitch se llamó por acá Profesión peligro, al igual que la serie televisiva de los ochenta en la que está basada. Otra película basada en una marca previa, sí, aunque en este caso es muy poco probable que esa filiación le haya generado muchas ventajas a la hora de convocar público. De hecho, The Fall Guy ha sido considerada algo así como un fracaso. Una lástima, realmente, porque es de esas películas que confían en los componentes más básicos -y no por eso menos nobles- del cine, esos que Pauline Kael había resumido como Kiss Kiss Bang Bang. O, para ser menos deudor de referencias críticas, se puede afirmar que The Fall Guy confía en el carisma, en la acción, en el romance, en las canciones, en el vértigo, y en algo así como la inocencia, en la capacidad de asombro. El 9 de septiembre de 1946, Jean Cocteau dijo, en un discurso en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos: “me opongo completamente al entretenimiento popular porque considero que todo buen entretenimiento es popular. La prueba se puede hallar en el cine, que va más allá del público del teatro. Un público masivo es un público sin preconceptos. Nunca se forma un juicio basado en el autor o en los actores. Les cree. Este es el público infantil, y es el mejor.” Es muy linda la cita de Cocteau, ¿no? Y tiene ya setenta y ocho años. Quizás ya no sea muy acertada, si es que alguna vez lo fue. Además, es difícil de encajar en el mundo de hoy, o en el mundo del cine de hoy. Y, sin embargo, dan ganas de aplicarla al espectador ideal que construye The Fall Guy: no un espectador infantilizado sino uno con la capacidad de asombro de un niño ante el mundo. The Fall Guy nos lleva al cine -o nos hace viajar desde el primer sonido de “I was made for for lovin’ you” de Kiss- con una adrenalina que creíamos ya olvidada, con una idea de la musicalización que no tiene miedo de ser hiperbólica y con referencias a películas que se suponen compartidas por todos nosotros, los hijos del cine, los que cada vez somos menos. Y con un contrato de verosimilitud que incluye que acá explota todo y se tiran de todo y no muere nadie. The Fall Guy nos habla de una profesión peligrosa pero deja afuera a la muerte, como si fuera una comedia musical clásica. Y algo de baile hay en cada combinación asombrosa de movimientos. Y en cómo se miran Ryan Gosling y Emily Blunt, de esos actores que son estrellas de otro cine, de otro tiempo, de esos en los que una fiesta de acción, romance y comedia como The Fall Guy era una certera candidata a ser la película más vista de un año, de esos que comenzaban el 1 de enero y terminaban el 31 de diciembre.
* Aunque usted no lo crea, cuando di por terminado este artículo en el punto después de la palabra diciembre, antes de ponerle algún título conté los caracteres y eran 4048, y 4048 es exactamente el doble que 2024. Parafraseando un poco a Nanni Moretti en Aprile, esto no es importante pero es importante.