Vi, casi dos meses después del estreno en los cines, Joker 2, que no se llama Joker 2 sino Joker: Folie à Deux. Pero acá le pusieron Guasón 2: Folie à Deux, que tiene dos dos en el título, porque deux es dos. Sabía que en el momento del estreno la mayoría de la crítica había publicado artículos en contra. Y sabía que era -es- una película de Todd Phillips, que nunca había hecho una mala película -sí, digo dos veces película- y que había hecho por lo menos dos de esas que podemos decir geniales, porque están tocadas por el genio, el duende, el hada, la gracia, vapores y humores inasibles pero evidentes que podían venir de Phillips y/o con los que Phillips actuaba de mediador porque venían de otro lado. Pero no hablemos de estos esoterismos. Además, Joker 2 había enojado a parte del público (molestar a los dos entes, la crítica y el público). Seguramente haya enojado a esa parte del público que no quiere ver cine sino ver una marca de tal o cual sello de superhéroes y no sentirse defraudado.
Sobre algunos aspectos de la asombrosa Joker 2 escribí un artículo acá y cuando puse en la red social que ya ha tenido dos nombres (X ahora, antes Twitter) que la película me parecía extraordinaria hubo gente que me preguntó si lo decía en serio. Ahora bien, aunque a alguien no le guste Joker 2 hay que ostentar mucha capacidad de negación, estar cargado de mucha neblina en la sensibilidad para no darse cuenta de que es extraordinaria en el sentido más evidente. No hay casi películas así. Pero no quería escribir otra vez una crítica de Joker 2, hacer dos críticas, sino en esta ocasión apurarme a señalar que dos de los directores que más admiro y que también los admiro por lo que dicen -verdaderos artistas en el sentido wildeano del término, porque son artistas con capacidad crítica, dos capacidades- alabaron Joker 2: Quentin Tarantino y John Waters. Acá pueden leer lo que dijo Waters. Por mi parte, quiero destacar que al final de sus palabras sobre Joker 2 dice “Die, dumbbells, die!” (¡mueran, bobos, mueran!) Les dice que mueran dos veces, así nomás. Y en la traducción al castellano de esas palabras, como verán, puse el signo de exclamación tanto al principio como al final, porque en castellano se usan dos. Dos signos. ¿Y quién es el fiscal del juicio a Arthur Fleck en Joker 2? Harvey Dent, es decir Two-Faces, es decir Dos caras. En Joker 2 actúa además la magnífica Lady Gaga, cuyo apellido consiste en dos veces la misma sílaba. P-p-p-poker face. J-j-j-joker face.
Todos estos dos. Qué número el dos. Y, como tantas otras cosas, el dos me hace acordar a Jean-Luc Godard, que no nació un dos sino un tres, un tres de diciembre (y Joaquin Phoenix fue el tercer hijo de la familia Phoenix pero el número dos de los Phoenix en hacerse muy famoso como actor). En un texto titulado “Salto al vacío”, sobre la película Montparnasse 19 (Los amantes de Montparnasse) de Jacques Becker, decía Godard: Montparnasse 19, muy por el contrario, es sin duda el primer film enteramente negativo en su principio mismo. (...) Montparnasse 19 no podrá probarnos que Modi amaba a Jeanne, ni que París es una ciudad estupenda, ni que las mujeres son bellas o que los hombres son cobardes, ni que el amor es agradable, ni que pintar es más importante que cualquier otra cosa o que cualquier otra cosa es más importante que el arte. No. Montparnasse 19 no puede probarnos que 2 + 2 = 4. Su propósito es otro. Su propósito es la ausencia de propósitos. Su verdad, la ausencia de verdades. La única cosa que Montparnasse 19 podrá probarnos es que 2 - 2 = 0.” Y ahora podríamos decir que Joker 2 es el segundo film enteramente negativo en su principio mismo. Sí, claro que esto es mentira, pero los números no mienten, como tampoco miente Tarantino, interesado por Pauline Kael y que una vez hizo una película en dos partes como Kill Bill. Y tampoco miente John Waters, con el que una vez fui a cenar y otra vez a almorzar; es decir, comí dos veces con él. Por último, digo por vez número dos que Joker 2 es una de las más grandes películas del año 2024, un número hecho de dos dos, un cero y un cuatro, los mismos números que Godard usaba en su texto sobre Montparnasse 19, otra película con números en el título.