No sabía, o no recordaba, que Santiago Segura había dirigido una nueva película luego de Torrente 5. Y que ya se había estrenado, incluso en Argentina. Es una comedia, y protagonizada por la excepcional Maribel Verdú. Sin filtros se tituló acá, Sin rodeos en España y Empowered (“Empoderada”) en Estados Unidos. Y, por lo que leo, no fue un éxito en absoluto localmente cuando se estrenó en junio.

No sabía, o no recordaba, que esta película estaba basada en una película chilena llamada Sin filtro (2016), así en singular, dirigida por Nicolás López y con guión suyo y de Diego Ayala. Tampoco sabía, o me había olvidado, de que se hizo una versión mexicana (bueno, mexicano-chilena) llamada Una mujer sin filtro y que Re loca fue la versión argentina protagonizada por la uruguaya Natalia Oreiro y estrenada a principios de julio. Y creo saber, creo darme cuenta, de que tal vez Re loca no sea el título menos misógino del planeta, ¿no? Pero por ahora no vi Re loca. La que vi es Sin filtros (o sea Sin rodeos), o sea la de Segura con Verdú, o sea la versión española con la participación de un actor argentino como Rafael Spregelburd. Bueno, “vi”: la vi en un avión. Y a veces ver en un avión no está del todo mal, pero a veces pasa que hay partes cortadas, en este caso por lo menos tres muy notorias: dos momentos de golpes y aporreos (se pueden inferir pero en los golpes se ven habilidades fundamentales de los realizadores) y uno de sexo (que se puede más o menos reconstruir al final). Los cortes de los momentos violentos resultaban extrañísimos, inusuales, injustificables, de esos a los que uno no está acostumbrado. Tal vez fuera porque es la primera vez que viajo en Ethiopian Airlines y en esa línea aérea sea habitual y reglamentario censurar esos momentos. Lo raro es que uno de los mejores chistes de la película, “a problema sin remedio, gramo y medio”, no fue censurado, e incluso los subtítulos en inglés indicaban “cocaine”. Vaya uno a saber, o no saber, o recordar. Lo que sí recuerdo es que Office Space, de Mike Judge, tenía una premisa parecida a Sin filtros sin rodeos una mujer sin filtro re loca sin filtro empowered: una mujer en crisis diversas y concomitantes de repente se queda sin los filtros laborales, de pareja, de amistad, etc. y empieza a decir lo que realmente siente y piensa. Sobre Office Space, película del siglo pasado, escribí hace varios años acá (link). Justamente, en ese texto, usé la expresión “sin filtros”. Bueno, que Sin filtros es una de esas comedias que empiezan de forma esplendorosa, con un planteo abierto que sabemos que responde a que se viene el twist seudo fantástico, o de fantástico leve o tímido, de la premisa. Y que desde ahí debería apuntar a llevar las derivaciones a lugares creativos y a generar más comicidad, al menos esos deberían ser los planes. Pero no, luego del twist la ferocidad y creatividad de la película van cayendo, hasta llegar a un final que nos deja todo bien claro, que está de acuerdo con lo que hay que estar de acuerdo de forma promedio en estos tiempos, lo que hay que decir y con las buenas conciencias, los promedios. Y así no hay comedia que aguante, más allá de los toques salvajes de Segura y de algunas líneas de guión. En Office Space había cohesión, visión general del relato y no tanto del contexto de producción, por lo tanto lo que se seguía a partir del cambio en el personaje protagonista era consistente. El efecto perturbador de Office Space -o de la obra maestra de Judge, Idiocracia- queda anulado en Sin filtros. Y la comedia con pretensiones de acidez que nos deja del todo tranquilos y no nos corroe ni el alma ni la piel no cumple ni dignifica. Pero repito que no vi completa esta película, porque en el avión a Sin filtros le aplicaron filtros, o sea que le agregaron más filtros de los que ya tenía. Ya llegará el día en que las películas en los aviones se rebelen y digan todo lo que tienen que mostrar y decir, empoderadas y sin rodeos. Y de las comedias en los aviones habrá contagio a las comedias en general, que estarán al fin menos preocupadas por aparecer en papers de sociología y más atentas a las tradiciones correspondientes -y más felices y a la vez más peligrosas- del género.