En medio de recomendaciones y más recomendaciones de películas y de más recomendaciones de películas y de más recomendaciones de películas y de películas recomendadas en listados de recomendaciones de películas que también recomiendan series y videos y memes de series y de animales y de películas y de películas sobre recetas de cocina y de series y memes hechos a partir de recetas de tortas caseras de la abuela de alguien que hizo un webinar sobre rebobinar yo pienso mayormente en las películas de pocos directores. En Luis Buñuel, como siempre. Y en Mike Judge, como casi siempre, y como nunca con esta intensidad. 

Creo que fue en febrero que volví a ver La idiocracia (Idiocracy, 2006). Y sí, es la mayor comedia de este siglo, un poco -pero solamente un poco- porque nos hizo avistar el siglo XXVI y ver mejor los síntomas de toda esa hecatombe en el presente. Y nos hizo detectar mejor, en estos catorce años, las decadencias de la lengua y del habla, de las sumas y las restas y las multiplicaciones y, claro, pensar en entender porcentajes como Utopía. La idiocracia caminó, modesta y sigilosa, hacia su consagración; una consagración secreta, quizás inexistente. En el siglo XXI, ocultar y/o censurar no se hace como antes pero sí que se hace: en el siglo pasado, en occidente, la censura y el ocultamiento señalaban lo que no había que verse y así se le daba alguna clase de visibilidad, se le daba relevancia, de alguna forma hasta se respetaba lo censurado. La idiocracia sufrió el destino lógico que podía preverse, al que se encaminó con valentía: se convirtió en una película oculta, no prohibida pero sí ninguneada. Sí, se puede decir todo (bueno bueno…), pero no se escucha nada. 

La siguiente película de Mike Judge fue en 2009, y después no dirigió más cine. La de 2009 fue Extract, otra comedia de extrema acidez. Protagonizada por Jason Bateman, Ben Affleck, Mila Kunis, J. K. Simmons y Kristen Wiig. Y con Gene Simmons de Kiss. Y no se estrenó en cines por estos parajes, igual que La idiocracia. El protagonista de Extract, Joel (Bateman) era el atribulado dueño de una fábrica de “extractos artificiales”, frascos y frascos de los sabores más diversos. Sabores de las cosas pero fuera de las cosas. El “como si”, pero no con forma de juego. El aroma a multifruta. Ni multi ni fruta ni aroma. El sabor a todo es el sabor a nada.

La película dirigida por Judge anterior a La idiocracia fue la única de las suyas estrenada en cines en Argentina: Office Space (link a comentario), aquí titulada Enredos de oficina y convertida velozmente en un fracaso gigantesco. Fue -es- una de las mejores comedias de la última década del siglo pasado, y digo “una de las” porque esa década incluye Hechizo del tiempo (Groundhog Day, de Harold Ramis). El protagonista es Peter Gibbons (Ron Livingston), empleado de una empresa de tecnología que odia su trabajo. Es el fin del siglo, y el trabajo de Peter consiste en adaptar software para “el 2YK”. 2YK, esa amenaza inasible, una catástrofe -en este caso informática- que no ocurrió, o al menos no ocurrió en el modo apocalíptico que se anunciaba. O sea: iba a pasar todo y no pasó nada.