Opina Deporte

El fallido (grave) del periodismo deportivo argentino que anunció el lunes 26 de abril de 2021 a las 14.30 la muerte de Carlos Timoteo Griguol, y luego debió publicar que no era cierto, no es otra cosa que uno de los disparates más habituales de esta querida profesión.

Al amparo de las más odiosas consignas individualistas, el credo del “yo me salvo…” se repite – salvo excepciones- en las aristocráticas oficinas y viviendas de los que más tienen. O en los recién enriquecidos.

Golpeado por las últimas noticias de la pandemia y la muerte, el periodismo argentino, con la prensa deportiva a la cabeza, mantiene sus posiciones divididas.

El caso Riquelme y su miniaparición en la cuenta Boca Predio, luego desparramada en el canal oficial boquense por YouTube, despertó una mediana ira en algunos comunicadores irritados por la falta de apertura del ahora dirigente para responder preguntas. (Olé el pasado lunes publicó las supuestas cincuenta preguntas que los hinchas querían que el ídolo contestase)

Podríamos decir que llegan tarde, o que “mejor tarde que nunca”. Lo cierto es que el gesto de la dirigencia de Boca de alguna manera recompone el corazón herido de miles de miles de hinchas que en los tiempos de Macri y Angelici maltrataban cualquier política de memoria y de repudio a los genocidas. No le pidas pan al hambre, ni chocolate a la muerte cantan bien las mexicanas. 

Tiempos de escasez periodística. Pocas notas y cero producciones especiales colocan a esta parte de 2021 bajo el viejo interrogante: ¿Qué miramos? ¿Qué leemos? ¿Qué recomendamos?

La solitaria campaña que unos pocos periodistas mantenemos desde hace dos décadas para que la prensa deje de ubicar a la llamada UFC como actividad deportiva y la coloque entre las actividades delincuenciales, recibió estas semanas dos fundamentos más.

En el mundo de hoy, cuando momentáneamente el problema de las barras y la violencia se ha extinguido gracias a la brutal realidad de la pandemia, no está mal detenerse a pensar en algunas cuestiones que deben formularse para el día del regreso “a la vida como antes”.

Las cosas en este país siempre han sido cuesta arriba. Especialmente cuando desde los gobiernos que intentan ponerse del lado de quienes menos tienen, se hacen algunas cosas bien. El regreso de “Fútbol para Todos”, o se llame como se llame ahora, y aunque al menos se trate de dos partidos por semana, representa un escalón subido, en esa voluminosa trepada que significa otorgar derechos.

Han pasado unos días de su fallecimiento y los medios de comunicación deportivos no han sido justos con Leopoldo Jacinto Luque, el delantero que supo darle más sentido a su vida, sin estancarse en aquellas jornadas de goles, ovaciones, algún dinero ligero y cierta gloria de tribunas.