Opina Deporte

Sin dudas es la noticia más importante de los últimos tiempos y así la reflejaron los medios masivos del mundo, como corresponde a un buen deportista: a Messi le encanta el chocolate.

Rodolfo Walsh y su imbatible Carta a la Junta de 1977 reaparece a cada momento. A él, pediremos prestado de la denuncia más valiente y certera del periodismo argentino, aquel término de “propaganda abrumadora” cuando hoy debemos referirnos al silencio y al ocultamiento de estos tiempos en el periodismo deportivo.

Es triste el momento de tantos medios, pero hoy nos toca hablar de Dyn y de cuánto perderá el periodismo deportivo y el periodismo todo si hacen desaparecer a Dyn.

No, no. Si usted es hincha de Boca no se asuste. Al parecer, por el vendaval de comentaristas del partido (que vieron el partido) Boca se llevó el superclásico merecidamente.

Bebote Alvarez, el terror de Independiente, está detenido. Ocurrió luego de la valiente actitud del entrenador Ariel Holan para denunciar un apriete, una extorsión. La noticia fue centro de las informaciones deportivas de la semana y bien que así fuera. Las recalcitrantes relaciones entre la mayoría de la dirigencia deportiva y la violencia en las canchas y sus alrededores, llevó, hace unos años, a la llamativa e indignante situación que pasamos a describir.

El bochorno que Horacio Pagani volcó en las pantallas de TyC Sports el miércoles 18 de octubre no es otra cosa que la expresión más auténtica de la realidad de nuestro periodismo. Y esta apreciación no corre solamente para el periodismo deportivo.

La situación del atletismo argentino es preocupante. Mientras el periodismo deportivo insiste en silenciar al deporte madre, los atletas, en buena parte, resultan abandonados a su buena o mala suerte y la escasez de docentes en las escuelas secundarias, en los clubes y en los espacios públicos, confirmando así la poca atención a una de las disciplinas en las que la Argentina supo brillar.

Final del partido en Quito. El relator de TyC Rodolfo De Paoli, quien durante los noventa minutos se quejó de los periodistas críticos de la Selección al punto delicadísimo de llamarlos papanatas, se desahoga y le da palos a los que “tanto hablaban”. Para De Paoli, es más importante su bronca hacia sus colegas, de quienes no da nombres, que aquello que sucede en el campo de juego, los festejos o los detalles de un estadio Atahualpa con festejos.

Si algo caracteriza – en líneas generales – al periodismo argentino es su poca seriedad a la hora de realizar denuncias, o de callarlas.

Los recientes insultos del presidente de los Estados Unidos a un jugador de la Liga de Fútbol Americano y sus desesperados tuits pidiendo el despido de los jugadores que se arrodillan cuando se canta el himno de los Estados Unidos pusieron sobre la mesa el eterno tema de si los deportistas deben ser sujetos de protesta en los campos de juego o fuera de ellos. Cada tanto, como en 1968 en los Juegos Olímpicos de México, los gestos firmes de variados atletas yanquis despiertan cierta envidia a la distancia.