Opina Deporte

Aquel Dios que dicen que existe y que atiende ( o atendía) en Buenos Aires, debió aplaudir la silenciosa marcha de Patronato de Entre Ríos hacia la Copa Argentina.

Un cacho de dignidad le puso un color distinto a dos celebraciones futboleras en tierras sudamericanas.

Cada cierto tiempo, el periodismo deportivo pierde totalmente la memoria. Se olvida del atletismo, el ciclismo, el waterpolo, y una larga lista de los deportes más bellos que el fútbol.

¿Cuánto tiene que ver el periodismo en las salvajes represiones de policías de las más diversas jurisdicciones?

Calculados, prolijitos, muy risueños y evidentemente redituables, los partidos homenajes o partidos de despedida, se han convertido en un retrato de estos últimos tiempos.

Pocos rostros más felices que los vistos en la tarde del domingo en la Bombonera. En la cancha, las campeonas de Boca. En el público, la felicidad de un momento histórico y placentero.

Gracias a la variedad de recursos que los y las periodistas de Tiempo Argentino despliegan semanalmente, uno puede acercarse a materiales distintos sobre la vida deportiva que otros medios desconocen. Fue por el colega Andrés Burgo y una entrevista a Marcelo Gantman (periodista especializado en tecnología y datos relacionados con el negocio del deporte) que supimos de un libro recomendable para armar polémicas.

¿Cuánto tiempo puede dedicársele a un pésimo partido como el superclásico del último domingo? 

Nunca en la Argentina escuchamos durante tantos días mencionar la palabra odio. Menudo tema que nos envuelve como sociedad y como humanidad y que ha tenido y tiene en el deporte otro de sus canales de expresión.

Mientras en estos momentos hordas de niñes y estudiantes se abalanzan sobre los kioskos del país levantando un grito-súplica “¿le quedó un sobre de figuritas del Mundial?”, en la empresa Panini se frotan las manos con las mega ganancias que en todo el mundo desata la fiebre por completar el álbum de Qatar 2022.