Opina Deporte

"Es la mejor actuación argentina en los últimos 70 años”, dijo el subsecretario de Deportes Orlando Moccagatta. No fue el único desorbitado. Un paquete de periodistas deportivos anda escribiendo y discutiendo lo mismo. Como buenos adoradores del oro y las tablas de posiciones, para ellos el deporte es sólo un podio.

Pese al mamarracho periodístico de Nati Jota y los conductores del programa (dedicarle parte de la transmisión a un pelotazo en la cara recibido por esta cronista mientras atajaba penales de peatones brasileros), la cobertura televisiva de ESPN sigue como la más responsable y completa de todas las que se realizan desde Rio de Janeiro, hecha la salvedad de una tarea de imposible cumplimiento para nosotros: en el zapping se mira lo que se puede. Y comentar la TV satelital paga, queda para otros.

El título de esa columna no parece una provocación…es una provocación. Cual sincronía de pesadumbres, los medios deportivos de Brasil y la Argentina imploran mejores tiempos para sus seleccionados de fútbol después de verlas arrancar con tristeza en los Juegos Olímpicos de Río. El abatimiento es tan parecido que hasta el consuelo les llegó del mismo firmamento: a falta de celebraciones futboleras, el judo les dio a ambos países la primera medalla de oro.

¿Quién o quiénes harán la mejor cobertura de los Juegos Olímpicos 2016? Desde Río de Janeiro, se aproxima la avalancha de información que pondrá una vez más en juego aquello de ¿qué tan bueno son los periodistas a la hora de contar aquello que ocurre en un evento y fuera del evento?

La fama de este gobierno en materia deportiva es similar a la reputación que día a día gana en materia social: destrucción de los derechos y las conquistas de los trabajadores, enriquecimiento abismal de los millonarios, empobrecimiento de los sectores populares y cada vez menos espacio para las voces críticas.

Una serie de notas directas o indirectas, algunas con tono morboso, cargaron en las últimas horas contra la intimidad de un jugador de fútbol. De ellas, seleccionamos un párrafo. En La Nación, alguien escribió:

La cobardía de los periodistas deportivos argentinos con Diego Maradona es alucinante. Ni que hablar de quienes, subidos a esos que llaman “comentarios” en las punto com de los medios cargan contra Maradona desde el anonimato de un nombre y una foto encubridora.

Hay alguien que se la está llevando de arriba en el fútbol. Se llama Daniel Angelici, presidente de Boca y hasta unas semanas atrás secretario general de la AFA. Pese a ser uno de los responsables del desquicio de la calle Viamonte, sólo dos medios suelen ocuparse de los adefesios de su vida y su carrera político-gerencial.

La ola sube y sube. Allá arriba, un grupo de jugadores encabezados por Lionel Messi, tan deshauciados como desmoronados, sucumben ante la más fácil tentación que ocasionan una sociedad y un periodismo exitista: saltar del barco, salvarse, renunciar.

Medianoche del martes. Mientras la mayoría de comentaristas y relatores cierran la transmisión del 4 a 0 de la Argentina a los Estados Unidos anhelando una Copa alzada, quizás uno o dos cronistas, en algún lado del país, emiten la misma frase que nosotros: "muchachos, misión cumplida. Con lo hecho aquí por ustedes en la Copa América, nos sentimos realizados, sea cual sea el resultado de la final". ¿Uno o dos cronistas? ¿O ninguno?