Opina Deporte

La moderada alegría que recorrió la redacción de Olé por un premio recibido, se codeó con la serie de asambleas de las y los trabajadores de Clarín-Olé que reclaman mejoras salariales en el marco de un tiempo de extremada miserabilidad por parte de las patronales de prensa.

Repasemos: mentir, exagerar, sanatear, extorsionar, falsear, agredir.

Pocos años atrás un debate cruzó a la prensa argentina. Fue al calor de una de las leyes más democráticas de las que tengamos memoria, la ley de medios.

¿Se acuerdan del último Mundial de Fútbol Femenino de Francia? Fue allá por 2019. Un furor recorrió el mundo deportivo y millones de espectadores descubrieron la belleza de un juego que nos aparecía como lejano, ajeno, exótico…por culpa del periodismo.

Hace muchos años, en los podridos años 90 del menemismo, un libro sacudió conciencias en la mayoría del periodismo argentino. Horacio Verbistky escribió en el prólogo de  su libro “Un mundo sin periodistas”, la siguiente frase: “periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa”. 

El desprestigio de buena parte de la prensa deportiva no se debe tanto a la mala huella que dejó la generación de los Muñoz, Macaya, Niembro, Araujo (la lista es de unos mil más o menos), sino a la bamboleante posición que exhiben unos cuantos opinadores cuando de cuestiones de fondo se trata. Elogian entrenadores cuando asumen, los desflecan a los cuatro partidos. Levantan estrellas en dos minutos, y luego las entierran. Muchos talentosos creadores de frases precisas, como Diego, hablaban de esa prensa como la prensa panqueque.

La lista parece interminable: Samuel Eto'o, Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Rafael Nadal, Arantxa Sánchez, Javier Mascherano, José Mourinho, Luka Modric, Marcelo, Xabi Alonso, Ángel Di María, Fabio Coentrao, James Rodríguez, Ricardo Carvalho, Sachin Tendulkar, Radamel Falcao, Alexis Sánchez, Adriano…

Sábado a la noche. En una de las tribunas cuelga el cartel celeste y blanco que luce impecable y grandioso, sin sangre. 

Si el periodismo deportivo fuese algo así como un género del periodismo, podría decirse que es de los más fáciles.

El discurso deportivo odiador es muy parecido al discurso político odiador. Odian a los pobres, molestan las minorías, molestan los discapacitados, odian a los extranjeros de piel oscura, odian a los negros, odian el lenguaje inclusivo.