Cuando Scott Gant escribió su libro “Todos somos periodistas ahora” pensábamos que se trataba de retomar una vieja idea de quienes reclamamos, para todo los pueblos, los derechos de libertad de expresión, comunicación información y expresión que se pretenden sólo para los dueños de los medios y las y los periodistas.

Pero Gant enredó sus ideas en el libro y pretendió examinar y consolidar aún algunos privilegios para aquellos que trabajamos en los medios. Desde 2007 (salida a luz del libro) a esta parte la explosión comunicacional creemos que nos dio mucho más la razón y que en breve, 7.800 millones de personas, es decir el mundo entero tendrá una única ocupación central: ser periodistas.

En estos días, la prensa deportiva argentina (la que se pretende calificada y reclama privilegios a los gritos, como si se tratarse de concesiones reales) dio muestras de su real ineficiencia y en cierto modo analfabetismo.

Lo hizo, una vez más, con el tema de la altura en La Paz, Bolvia, escenario del partido que la Selección jugará el martes. Es decir, esta nota se escribe antes del resultado. Es sabido que la prensa deportiva, y así toda la otra, tiene una desdicha repetida: opinar sin saber, opinar sin memoria, informar sin datos, creerse el ombligo de la tierra. Salvo excepciones, la soberbia del micrófono atraganta a millares de opinadores que mal llevan el cartel de periodistas, y entonces, como en esta última semana, en vez de consultar ciencia, consultan cháchara.

"No existe ningún riesgo vital para el jugador más allá de los que pueda haber a nivel del mar o por el simple hecho de ser atleta de alto rendimiento". La frase es del médico deportólogo Guillermo Aponte, miembro de la Comisión de Defensa de la Altura de la Federación Boliviana de Fútbol.

" Hay países donde el tema de la altura está muy metido psicológicamente y los jugadores vienen con mucho miedo, se predisponen a agitarse mucho más, a tener frecuencias cardiacas más altas y mayor estrés prepartido. De lo que se trata es de explotar este tema psicológico y presionar mucho al rival, hacerlo correr para que sientan la falta de recuperación. Pero no siempre funciona, porque si no seríamos campeones en todas las competencias", sostiene Aponte. En horas más, en la Argentina, habrá periodistas diciendo “yo lo dije, había que viajar unas horas antes a La Paz”. Otros mascullarán su opinión contraria, sintiendo que dieron en la tecla. Y así será, hasta que un resultado distinto al de 2020 les modifique su opinión, como por arte de magia.

Está claro, y muchos periodistas deportivos insisten en desconocer, que las respuestas en la altura son tan variadas como la cantidad de organismos que conocemos.

Por ende, hoy es mejor escuchar a médicos, especialistas, deportólogos, preparadores físicos y hasta habitantes de aquellos pueblos que viven en la altura para que podamos tener “mejor periodismo” que el de los periodistas.

Como en tantas otras cosas que se dicen por la Argentina de los medios.

Camino a aquel mundo de “todos y todas periodistas”, celebraremos escuchar personas sin carnet de prensa. El planeta, estará agradecido.