Hay patrullas perdidas, infancias perdidas, vidas perdidas. Y abunda en estos tiempos la prensa perdida. Aquella que critica sin fundamentos, arma operaciones de prensa y persigue un solo objetivo: disimular su mala fe para esconder las verdades. En general se aglutina tras los intereses de los grupos empresarios y poderosos (periodísticos y comerciales) que manejan al mundo deportivo, que no son otros que aquellos que intentaron e intentan manejar los países.

Veamos tres ejemplos de los días recientes:

1-El ocultamiento de los dislates y la corrupción en la Conmebol. Que incluye el encubrimiento por no investigar jamás a Julio Grondona, y hoy se sorprenden por el  comunicado de hace tres días de la justicia estadounidense, "el banco Julius Baer & Co. Ltd. ha admitido hoy ante un tribunal federal de Brooklyn que conspiró para blanquear más de 36 millones de dólares en sobornos a través de los Estados Unidos a funcionarios de fútbol de la Fédération Internationale de Football Association (FIFA) y otras federaciones de fútbol". Entre esos funcionarios, el argentino Grondona. "Estos sobornos – aclara-  eran parte de un esquema en el que las empresas de marketing deportivo sobornaban a funcionarios de fútbol a cambio de derechos de transmisión de partidos de fútbol", se destacó.

Usted se preguntará ¿y quiénes integran las empresas periodísticas que abonaron los sobornos?

Eso, la prensa perdida argentina, jamás se los contestará. 

2-La operación mediática desarrollada contra la secretaría de Deportes, tratando de enfrentarla con los atletas que concurrieron al Sudamericano de Atletismo (digamos de paso que la cobertura periodística del torneo fue triste y casi en nivel cero) y que incluyó una serie de notas fantasiosas. Entre ellas una en Infobae donde se aseguraba que: “…Arrondo, máxima responsable del deporte del país, insistiera en enviar al torneo que comienza esta semana en Guayaquil, Ecuador, una delegación que casi triplica el número habitual…Arrondo propuso contratar un vuelo charter, algo totalmente inusual para el deporte olímpico argentino, y le reclamó al Estado nacional que asumiera el costo de 112.000 dólares.”.

 

Nadie en Infobae se preocupó en constatar la certeza de la posición del estado argentino reflejada en estas dos verdades: un charter directo a Ecuador– en tiempos de pandemia- es el mejor seguro para el viaje de una delegación de atletas ya que no hay escalas ni tiempos muertos en aeropuertos. Por otro lado se garantizaba que concurriese toda la delegación que hubiese participado del Sudamericano, cuya sede inicial era la Argentina, con el mismo dinero que se pensaba gastar aquí.

3-Las notas de autobombo por los 25 años de Olé, el diario deportivo del grupo Clarín al que su director Ricardo Roa, le dedicó unas tontas palabras que decían: “Olé es ya un referente digital. No hay futbolista ni redacción deportiva que no conozca Olé y lo valore por ingenio y buena onda. Las tapas se reproducen en muchas webs del mundo. Un gol periodístico que seguimos festejando como si fuera ahora mismo”. Se “olvidó” de contar que en estos años cerraron la revista de Olé (Mística), que dejaron en la calle decenas de trabajadoras/s y que hoy mismo sus redactores reclaman sueldos dignos y cumplimiento de las leyes laborales (ver resolución del la asamblea del 26 de mayo en el hilo de tweets de la comisión interna de Clarín-Olé)

Aunque en verdad nos preguntamos ¿prensa perdida? ¿o se trata de algo más oscuro?