Uno de los autores de las mejores notas escritas en la prensa deportiva ha muerto, y no fue precisamente aquello que llaman “un periodista deportivo”.
Si usted tiene ganas de pasar un extraordinario momento de lectura en la vida, vaya al archivo, busque en internet esta contratapa de Página 12 y lea esta obra maestra de Juan Forn: link.
De las carencias de nuestros escribas y opinadores de la pelota, o de cualquiera de los deportes que vemos y comentamos, la falta de lectura es la mayor pena.
Forn te enseñaba cada viernes con cada texto, como se viene diciendo en estas horas después del infarto que se lo llevó a los 61 años.
Aquella refrescante historia que contó en 2015 no tenía otra intención que rescatar del olvido no sólo a dos de los más dignos deportistas que dio el mundo (los atletas estadounidenses negros Tommie “Jet” Smith y John Carlos), sino al tercero olvidado, el australiano Peter Norman.
El gesto de Smith y Carlos al levantar el puño enguantado en repudio a la discriminación racial (sí, la que hoy continúa) en los Estados Unidos, estaba más o menos en el radar de buena parte de la historia periodística. Pero claro, ¿quién se acordaba del tercer hombre en aquel podio de los Juegos México 1968?
Forn puso el ojo en Norman, tiró del hilo de la historia, señaló la foto de México, el distintivo en el pecho del australiano, y su solidaridad con la protesta por tanta discriminación racial en su Australia prolijita y blanca.
En estos tiempos tan 2021, tan siglo XXI, tan de redes sociales, la Conmebol sanciona al delantero boliviano Marcelo Martins en plena Copa América por sus críticas a los dirigentes en su afán de llevar adelante un torneo aunque abunden los contagios Covid. Es decir, la misma censura por opinar que el Comité Olímpico y las federaciones de Atletismo de Estados Unidos y de Australia le pusieron, por años, a Smith, Carlos y Norman.
Todo esto sucede en el mismo instante en que nuestros canales de TV transmiten la Copa América desde Brasil y enfocan a cada rato la imagen del presidente de la Conmebol, el paraguayo Alenadro Domínguez, empresario y dueño de medios, cual si fuera una estrella más del fútbol, y sin decir una palabra crítica no sólo de la censura a Martins. Tampoco de cómo se apañan los años de corrupción Conmebol-FIFA por sobornos y escándalos con los derechos de TV.
Aunque parezca ridículo, este personaje fue vicepresidente para Paraguay de la Comisión de la Libertad de Expresión por la SIP.
Pueden ustedes reírse.
Para nosotros, basta saber que la memoria hará lo suyo. Y así como la gesta de Smith, Carlos y Norman fue reconocida años después por la buena gente del periodismo y del deporte, y hoy los tres gozan de alta fama mundial, el olvido y el rencor sepultan a aquellos dirigentes que no quisieron que los atletas opinen.
Así sepultarán a los actuales señores de traje de la Conmebol por su ignominia contra Martins.
Y Forn sonreirá, una vez más.