Un habitual drama de la prensa deportiva es no meterse a fondo con las figuras cuando hay que meterse. Sus conductas extra futbolísticas (no estamos hablando de la llamada vida íntima, la cual nunca debe formar parte de la crónica) ya sea de tipo político o de tipo económico-político, en general se mantienen en silencio. “Nosotros sólo podemos juzgarlos como jugadores”, dicen quienes defienden la postura del periodista deportivo con cabeza de pelota.

Así nos ha ido a lo largo de la historia. Medios que protegieron durante décadas a la mafia instalada en la AFA encabezada por Julio Grondona, a quien la justicia estadounidense le destapó el uno por ciento de sus chanchullos gracias al beneficio de su muerte. Por aquí en cambio, salvo excepciones, la mayoría de los periodistas practicaba fellatio-grondonismo.

La explosión reciente de los audios que revelan una parte de las matufias entre el empresario que juega al fútbol (Piqué) y Luis Rubiales, el ex jugador, que juega a ser presidente de presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), se desparraman por los medios del mundo mientras algunos creen que el asunto importante es averiguar quién hizo circular las comprometedoras grabaciones de diálogos donde lo corrupto es lo que abunda y lo que escasea es la dignidad.

Pero , ¿qué hacen los periodistas españoles? Uno lee los diarios de allá y se encuentra con definiciones como estas.

Ha dicho Franco Pardo, presidente del Consejo Superior de Deportes, que, para pedir la dimisión de Rubiales, Rubi, socio de Geri, le faltan "más datos", vamos, que no le ha oído lo suficiente para alterarle la mandíbula… (Federico Jiménez Losantos, en diario el Mundo de España, exigiendo que echen a Rubiales)

La inmensa "saca" del comisionista Piqué, el amigo de 'Rubi'. El suma y sigue del defensa mejor pagado del mundo y alto 'comisionista'... Por lo bajo, él y su 'holding' empresarial acumulan ya más de 225 millones de euros de ingresos, contando los 24 que pagará Arabia Saudí gracias a la alianza con su amigo Rubiales (Martín Mucha en el mismo diario ventilando las exorbitantes ganancias del jugador de Barcelona)

De entrada hay que decir que Piqué no hizo nada ilegal y que su gestión profesional acabó con éxito. Otra cosa son sus conversaciones privadas con Rubiales que demuestran un compadreo intolerable si partimos de la base de que el jugador es arte y parte en este negocio. (José María Casanovas, del barcelonés Sport, pegándole con suavidad a su ídolo).

Los pedidos de renuncias para Piqué y para Rubiales deberían sonar con más fuerza. Es más, tendrían que formar parte de una sola voz universal del periodismo deportivo. Hay que echarlos. Y no permitir que pisen Qatar, por ejemplo.

Pero es evidente que la prensa deportiva da demasiados rodeos con las cuestiones de los ídolos y de los dirigentes. Se ve que tenemos un mal común que nos embarga.

O serán cuestiones de pura ideología. Hay tanto dinero de porquería alrededor del deporte profesional y de los medios, que ante las excrementosas frases que nos llegan desde “la tan pura Europa”, la tibieza de allá, se convierte en la tibieza de acá.