Cómo le cuesta al periodismo en general y al periodismo deportivo tratar los hechos de violencia de género, los femicidios e inclusive abordar las notas sobre el movimiento feminista.

En la semana del llamado caso Villa (segunda denuncia de una mujer contra el jugador de Boca, esta vez por abuso sexual, lesiones y tentativa de homicidio), buena parte de la prensa colocaba su verba necia y desatinada en dos ejes vergonzantes: si esto era una maniobra contra el colombiano y contra Boca, y si tenía o no que jugar contra Racing.

De lo peorcito, ya se sabe, tuvimos al periodista de Radio La Red Martín Arévalo. Autor de un repertorio de animaladas, esta vez dijo:   “Estuve averiguando y esto se va a dirimir en la Justicia. Lo dije en su momento: Boca debía vender a Sebastián Villa, no por capricho, sino porque a partir del primer episodio (se refería a la denuncia de la exesposa de Villa) cada vez que él quiera salir o ir a bailar y tome una decisión de estar con una persona, y esa persona no tenga buenas intenciones, le van ir a golpear la puerta para hacer un problema”

No fue el único, pero no vamos a dedicarnos a escribir aquí la lista. Lo concreto es que el caso Villa reafirma la necesidad de que nuestra machista y patriarcal corporación periodística, debería ser incluida en algo similar a la Ley Micaela (por si alguien está perdido, se trata de la ley 27499 del 2019 que estableció - para funcionarios públicos del Ejecutivo, Legislativo y Poder Judicial- capacitaciones en la temática de género y violencia contra las mujeres.

De las muchas cuestiones que se abordan en las capacitaciones para periodistas respecto de los hechos de violencias machista, una de ellas debió y deberá tenerse en cuenta en el caso de Villa (o de cualquier otro futbolista acusado). Se trata de la atención que debe prestarse a los dichos de ciertos dirigentes del club o abogado/a defensor del agresor ya que desde allí se construyen decenas de maniobras, entre ellas utilizar los medios para manipular la información o cambiar los ejes de la investigación.

Los modos en que los medios de comunicación y los periodistas varones reproducen noticias vinculadas con los derechos de las mujeres son alarmantes. Ya hemos hablado cien veces de la negación del deporte practicado por mujeres. Pero en este caso se trata de la violencia. Y acá no puede haber palabras a media voz.

El colectivo Feminismo Xeneize dijo hace pocos días: "Las instituciones deportivas todavía muestran dificultades para estar a la altura de las circunstancias. Sostenemos que un área de género no puede actuar sin un protocolo de violencia aprobado por el club" y reclamó “jugadores violentos en Boca, NO”. 

Algo parecido deberíamos hacer entre periodistas. Reclamar capacitación y protocolos. Y los machistas afuera, lo más pronto posible.