(Mejores columnas de 2022 - publicada el 18 de octubre) Cada cierto tiempo, el periodismo deportivo pierde totalmente la memoria. Se olvida del atletismo, el ciclismo, el waterpolo, y una larga lista de los deportes más bellos que el fútbol.

Lo curioso es que la pérdida de memoria (mejor llamarla negacionismo) se produce cuando más en la superficie se encuentran las mencionadas disciplinas.

El sábado 15 de octubre, después de dos semanas de competencia, finalizaron los Juegos Deportivos Odesur. Decenas de jóvenes y equipos argentinos compitieron en una de las mayores concentraciones de actividades que, teóricamente, deberían ocupar el centro de la atención de  los medios especializados.

Pero no fue así. El clásico Madrid-Barcelona, la despedida de Gallardo, los premios de France Football…todo ocupaba espacios desmedidos a costa de los y las sencillas deportistas que aguardan, pacientemente, que un día cualquiera, de un siglo cualquiera se les pida disculpas.

Si bien el negacionismo es una práctica que azota mayoritariamente las visiones históricas de las páginas políticas (una muestra de ello son los discursos que niegan los 30.000 desaparecidos o el genocidio cometido por los españoles con nuestros pueblos originarios), no menos cierto es que se ha consolidado en la prensa del deporte a partir de la “no mirada” a más de un centenar de los deportes que no maneja la FIFA.

Nunca antes vimos una situación así. Y eso que aún no empezó el Mundial de Qatar, con las violaciones a los Derechos Humanos que se producen en ese país y que aguarda (¿ilusos nosotros?) una voz argentina desde aquellas tierras que se atreva a contar la discriminación a las mujeres y la super explotación laboral en las tierras organizadoras de la Copa del Mundo.

Mientras tanto desde este lugar, aportamos una porción de atención a quienes en Asunción pusieron a la Argentina en el tercer lugar del medallero Odesur con 197 medallas (58 doradas, 65 de plata y 74 de bronce), detrás de Brasil con 319 (133-100-86) y de Colombia con 255 (79-78-98).

Algunos nombres como el de Belén Casetta (3.000 metros con obstáculos) y Germán Chiaraviglio (salto con garrocha) o el equipo de 23 nadadores y nadadoras que consiguió 5 medallas doradas, 7 plateadas y 9 de bronce o quienes levantaron la vela y el esquí náutico a pura alegría medallera, justificaban enviados especiales, cobertura permanente y un esfuerzo económico y personal de quienes creen en el deporte o se llenan la boca o el formulario diciendo “soy periodista deportivo”, o conducen programas que se llaman deportivos.

Pero el periodismo no fue a los Odesur (salvo excepciones marginales).

El periodismo negó.

Para el año que viene se aguardan los Juegos Panamericanos en Santiago de Chile, entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre. ¿Usted qué piensa? ¿Las cosas cambiarán?

Acertó. La decadencia negacionista continuará.