Cuando la prensa se ocupa en demasía de un jugador, sea o no estrella, ciertas veces cansa. El agotamiento se produce cuando los comentarios o miradas giran alrededor de situaciones huecas o ligeras, que sólo sirven para llenar páginas que la inteligencia podría cubrir.

Messi, es, sin dudas, fuente de noticia segundo a segundo. Pero ya ocuparse de los puntajes que la prensa francesa le pone al ídolo del momento cada vez que se calza la camiseta del PSG, suena a demasiado.

Hace décadas que en las intimidades de las redacciones se habla de la incorregible bobería que representan los puntajes en la prensa deportiva. Hará 16 años, en las primeras columnas que este cronista escribía en Hipercrítico, habíamos señalado el carácter de estupidez mayúscula que significaba creer que un periodista podía calificar con seriedad el desempeño de un paquete de futbolistas  por el sólo hecho de estar sentado en una cómoda platea viendo un partido. Se trataba y se trata de una vieja y mala costumbre de los medios que reclamaba ser derogada. Pero la cosa sigue. No sólo en la Argentina sino en buena parte del mundo. Pues resulta que durante dos semanas seguidas, nuestra querida prensa argenta le dedicó espacios a las calificaciones que en Francia le brindaron a nuestro capitán campeón. Clarín, entre otros, se ocupó del último puntaje cinco que el diario deportivo L’Equipe le adjudicó a Messi, después de una semana de colocarle 3 cuando el PSG perdió 1 a 0 con el Bayern Munich. Es decir, ahora no sólo tenemos la maldita historia de calificar a jugadores locales; le hemos sumado la historieta de ver cuánto le pusieron los medios europeos a los jugadores. Síntesis: hacemos mal las cosas, y alentamos que otros las hagan peor. La farsa de los puntajes debe finalizar.

Más saludable es dedicarle espacio, como se ha hecho, a profundizar las opiniones extra deportivos de las y los protagonistas del deporte. Así vamos rompiendo con el maléfico slogan prensero de “ocuparnos solamente del juego”. Esta forma de trabajar, que no es otra cosa que ceer que los futbolistas no piensan, no sienten, no inciden, no discuten, no viven, lleva a muchos patrones y jerarcas de los medios a impedir que la prensa deportiva refleje sus propias opiniones políticas, económicas, sociales. Odian la ideología. Como si ellos no la tuviesen.

Messi ha manifestado su opinión a favor de la película Argentina 1985. La candidata nacional al próximo Oscar. Una de las películas con alto contenido político a favor de la defensa de los Derechos Humanos, el rescate de las Madres de Plaza de Mayo y el pedido de juicio y castigo a los responsables del genocidio en nuestro país. Es el Messi que reflexiona. Y del cual debe ocuparse nuestro periodismo, buceando un poco en el pensamiento Messi. Ojalá que sea el periodismo deportivo el que en próximas entrevistas se anime a tocar estos temas (y otros más) con el rosarino y con otras figuras del deporte.

Eso de vivir en un tupper. O meter al deporte en un tupper, nunca fue bueno. Como nunca fue bueno, poner puntajes a veintidós o más futbolistas.