La ola sube y sube. Allá arriba, un grupo de jugadores encabezados por Lionel Messi, tan deshauciados como desmoronados, sucumben ante la más fácil tentación que ocasionan una sociedad y un periodismo exitista: saltar del barco, salvarse, renunciar.

Y eso que ellos no han visto aún la tapa de Diario Popular (“Nacidos para ser segundos”)

Unos cuantos malacostumbrados cronistas deportivos cuelgan la palabra fracaso en sus teclados. Desde la medianoche del domingo, segundos después del último penal chileno y con la imagen del Messi capitán sentado en el banco de suplentes y con el viento leve del verano como única mano que lo consuela. Esta columna dijo todo lo que tenía que decir unos días antes de la final. La Selección había dejado un sello de identidad respetuoso del buen juego. Perder o ganar ante Chile ya era lo de siempre, la cuota de azar. Pero intuíamos que el efecto “ganen o ganen” podía ser mortal. Por eso nos dejó fastidiosos aquella frase de Martino durante la previa: “estoy dispuesto a dejar de lado el cómo con tal de ganar la Copa América”.

Ahora también irán por él. Los mismos que hablan ese lenguaje. Los que plantaron en los títulos del diario deportivo monopólico argentino: “Ganar es lo único”.

Es que de aquí en adelante se avecina otra desnudez para el fútbol argentino:

-Los palos del periodismo a jugadores y técnicos.

-Los palos de los jugadores a la dirigencia, la misma dirigencia a la que se apañó por años, llamada Grondona y Cía. Grondona se murió, pero la Cía quedó en pie.

-Y ha sido toda esa chusma alborotada de directivos, con alguna excepción decente, la responsable del mayor hundimiento de los clubes argentinos en toda su historia. De esto, y no de resultados futboleros, se hablará en las próximas semanas, luego de que la Copa América del centenario y los renunciantes pasen a ser una página dada vuelta del eterno sendero del fútbol argentino.

-Los tumultos y los revoltijos periodísticos estarán a la orden del día. Los más brutos seguirán malinformando a los lectores que la FIFA intervendrá así como así la AFA, cuando es sabido que se viene un terremoto de jurisdicciones y competencias y una carnicería de opiniones entre los actuales miembros del Comité, la justicia federal y la Inspección de Justicia. Parece un calco del país: vienen a manejarnos los de afuera.

En general en la vida lo que se hace se paga de alguna manera. O con infelicidad o con mucho arrepentimiento mientras la casa se incendia o la incendian otros. El afán capitalista de tanto oro y tanto oro, la vanidad y sus hogueras, la prensa sanguinaria y sedienta de resultados, pudieron más que el sencillo deporte.

De todo lo que se viene, como siempre, muchos salvarán sus pellejos. Son aquellos que encienden el fósforo cuando la mecha es larga y está bien lejos, bien lejos.

Por eso, esperemos cualquier cosa, menos la crítica y la autocrítica a la gran prensa deportiva, insaciable, incapaz de pensar soluciones, pesetera, gritona.

Por más que una tapa de esta mañana, le ruegue a Messi: “No te vayas”.