Después del triunfo de la Selección ante Uruguay en Mendoza, dos cuestiones vinieron de perlas para la vieja cuestión: ¿deben los periodistas deportivos conocer mucho más de política y dar sus opiniones?

Cada tanto nuestro corral se alborota porque algún colega arremete con sus opiniones, su ideología o sus simpatías políticas y entonces se escandalizan los más conspicuos defensores de la censura. Todos esos que te dicen cosas como “hablame de fútbol, no de política”.

Hace un breve tiempo, cuando la Argentina disfrutaba de un estado que beneficiaba a quienes menos tenían, los alérgicos a la prensa con ideas y convicciones, sostenían que los comentaristas de Fútbol para Todos no debían expresar sus posicionamientos a favor del anterior gobierno. Se pretendía que los periodistas deportivos tuviesen la ideología dominante: la del silencio.

Días atrás, Lionel Messi fue entrevistado por Tití Fernández en la TV Pública al final del 1-0 con Uruguay. Tití le dijo a Messi: "gracias por venir porque no la estamos pasando del todo bien, pero nos das una alegría cada vez que venís".

Por twitter unos cuantos macristas le saltaron a la yugular. Con la escasa lucidez que los caracteriza, se horrorizaban por semejante descripción de la realidad. Para ellos hay que ensañarse con todo periodista deportivo que nos pinte el panorama de un país donde los sufrimientos se multiplican.

La otra parte del asunto sucedió en la previa del viaje de la Selección a Venezuela. Fue entonces que se vio a ciertos periodistas deportivos que la juegan de opinadores repitiendo todo aquello que les dice la prensa hegemónica: por ejemplo, que corría riesgo la presentación de la Argentina en Mérida por “la crisis política e institucional que vive el país” y enseguida nomás le echaban la culpa al gobierno de Nicolás Maduro.

Para estos periodistas los ataques de los sectores de la derecha venezolana que llevan adelante acciones violentas y desestabilizadoras no existen. Podemos imputarles falta de conocimiento y pocas ganas de leer. Sin embargo, a esta altura de la vida, uno dejó de chuparse el dedo y sabe bien que esta vagancia no es otra cosa que alineamiento con la idea predominante que se baja desde las tapas de los principales diarios.

La Selección está en Venezuela desde el domingo, lo más tranquila. Este párrafo de La Nación sin embargo, un día antes, pintaba la catástrofe: “El conflicto político y social en Venezuela, que tuvo su pico máximo el jueves último con la Toma de Caracas con un pedido de la oposición para exigir un referéndum revocatorio contra el presidente, Nicolás Maduro, agitó las aguas y hasta se puso en duda la presencia de la selección aquí …

De las masivas movilizaciones en apoyo a Maduro, ni una palabra.

Por eso el reto es cada vez más grande: se necesitan jóvenes periodistas impregnados de conciencia social… que no se pierdan en el mar de la cháchara sino que den pelea por la Verdad.