Triunfos del oficialismo en Racing, Independiente y River. Victoria de la oposición en Vélez. Se fueron dos meses cargados de elecciones en los clubes, y más allá de algunas excepciones – todas ellas situadas en las páginas partidarias - el seguimiento del periodismo deportivo durante los meses previos a los actos electorales, caminó al mismo paso que 50 años atrás: carente de data, información y/o análisis.

Las llamadas coberturas electorales – y en esto el parecido a las coberturas de las elecciones políticas locales o nacionales es asombroso- no son otras cosa que una acumulación de frases hechas y de micrófonos e imágenes que se repiten cada tres o cuatro años para decirnos que los socios votan de tal hora a tal hora, que los socios eligen entre tal y cuál y que el ganador fue…fulano de tal.

La mayoría de quienes integran la prensa argentina deportiva no concurre a los escenarios donde suceden los hechos. Excepto cuando son destinados a la cobertura de acontecimientos centrales (partidos de fútbol o entrenamientos o algún detalle de los principales eventos de alguno de los deportes de mayor despliegue en las pantallas)

Es decir, cuesta encontrar un especialista en las internas políticas y sociales de cada institución. Alguien que sepa qué pasa por la cabeza cotidiana de los socios y socias de los clubes, no para efectuar pronósticos o encuestas que de poco sirven, sino para entender la situación de cada club.
El domingo por la tarde algunos acontecimientos precisaban de un análisis que no tenemos. ¿por qué razón 18.700 socios de River concurrieron a las urnas batiendo récords de participación, siendo además un día domingo sin fecha de fútbol?

Difícil saberlo, por el momento. Y aquellos que, micrófono en mano ligaron estas circunstancias a las recientes alegrías millonarias de una Copa Argentina, digamos que hablan a partir de la primera idea que se les cruza por la cabeza.

Esto es producto de la ausencia de seguimiento de las vidas institucionales completas de cada club.

Tenemos algún que otro especialista en barras bravas – casi podríamos decir que uno solo-, algún que otro especialista en algún deporte en particular, pero a la hora de conocer vidas internas de los clubes el resultado se asemeja a cero. Muy similar a la cobertura sindical en el país (encontrar un periodista que sepa de sindicalismo o secciones gremiales en los medios es como tropezar con una especie en extinción), la cobertura de la vida partidaria política y ni qué decir de la cobertura de la actividad en las organizaciones sociales.

Por eso hoy nadie puede analizar seriamente el resultado de las elecciones, hallar los motivos centrales de los triunfos de D’Onofrio, Moyano o Bravo, o arriesgar una interpretación u observación seria acerca de las intimidades de la vida política en cada club.

Si alguien osara consultar, la mayor parte de los periodistas deportivos que aparecían en las pantallas para dar las noticias de cada escrutinio responderían con esa máxima macrista que crece en su mala fama: “esa te la debo…”