Una periodista deportiva y una deportista marcaron dos aleccionamientos para la desprestigiada prensa del deporte que permanece ajena a una de las más importantes luchas de los últimos años: la del movimiento de mujeres.

A esta columna le toca referirse a la  desigualdad de género en los medios y en el deporte, gravísimo problema social que tiene consecuencias tanto para los derechos de las mujeres como para el derecho de información de los pueblos.

La denuncia de Serena Williams luego de la final del Abierto de los Estados Unidos (la tenista sacó a luz el sexismo en su deporte al recordar que los tenistas hombres se quejan, insultan y tienen reacciones frente a los árbitros, pero son poco amonestados), llevó a un caricaturista australiano del diario Herald Sun a dibujarla con labios voluminosos y cuerpo fornido, saltando y destrozando una raqueta mientras al fondo se observa al árbitro rogándole a su rival, una rubia, ¿No la puedes dejar ganar?

Bravo- le dijo la escritora J.K. Rowling al dibujante Mark Knight - por haber reducido a una de las mayores deportistas a rasgos racistas y sexistas y por haber transformado a otra gran deportista en un accesorio sin rostro”.

En nuestro país, esta semana, por la señal DirecTV el conductor del programa De fútbol se habla así, y algunos panelistas se metieron con la “credibilidad de las mujeres que hablan de fútbol”. Antonella Valderrey, periodista que informaba desde la cancha de Lanús antes de River-Platense le reprochó entonces al ex futbolista convertido en  comentarista Claudio Husaín, uno de quienes no aprecia las intervenciones de mujeres en los comentarios y análisis de fútbol.

"Yo pensé que éramos un programa de actualidad y que los debates eran de este siglo y del día. No pensé que eran del siglo pasado… si las mujeres podíamos o no hablar de fútbol, opinar de fútbol, trabajar en el fútbol", le dijo Valderrey.

Pero hubo más: “…queda claro que las profesiones no tienen género, que algunos son buenos, algunos son malos, algunas son buenas y algunas son malas en todos los ámbitos, esa es mi opinión. Si no tendríamos que hablar de que todos los jueces de línea y todos los árbitros son perfectos y estamos muy lejos de eso, me parece".

Ni Husain ni el periodista Daniel Cacioli, ( su frase fue “hombre y mujer no son lo mismo (…), la mujer es madre y no el hombre y eso es una virtud que le ha dado la naturaleza y entonces no entiendo por qué tienen que ser iguales") mostraron inteligencia para contestar y quedaron titubeando con el machismo en la boca.

Si no hay igualdad en la práctica del deporte ni en el trabajo periodístico, la información nace y se distribuye con el sesgo machista que reina en la mayoría de la población. Mucho tenemos que hacer en los medios de comunicación y en las páginas deportivas para que se tome seriamente en artículos, fotos, textos, la visión, el pensamiento y el sentimiento de más de la  mitad de la población: las mujeres.

Para consagrar políticas de igualdad, para que la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y los principios del feminismo estén presentes en el deporte y el periodismo es necesario que la totalidad de quienes ejercen esta profesión  conozcan estos principios. Y luego, que tengan idea de cómo la violación de estos principios afectan a deporte y periodismo.

Pasan los años y la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, sigue en el mismo escalón: objetivo no cumplido. 

Los males se repiten. Constantes comparaciones a las que se ven sometidas cuando sus actuaciones se valoran en relación con el deportista o periodista hombre, información sobre aspectos que nada tienen que ver con el mundo del deporte y la abundancia de referencias a la belleza, vestimenta o apariencia física.

Hemos sido  y seguimos siendo una vergüenza en esta materia. Quizás la velocidad de los acontecimientos y el reclamo en las calles con la fuerza del feminismo,  ponga las cosas en su lugar. Mientras tanto Serena y Antonella, marcan el camino y se convierten en lección.