¡Qué oportunidad se nos abrió! Gracias a un superclásico, y por tres semanas, los argentinos y las argentinas tendremos la enorme oportunidad de ver si podemos mejorar, aunque sea un tantito así.

Oportunidad para el periodismo deportivo, si deja de seguir la maldita herencia de la prensa mediocre que durante más de medio siglo y al ritmo de los Fernando Niembro o los José María Muñoz, se refugiaron en la estupidez del lenguaje sabelotodo y en la incapacidad para leer un libro que los saque del griterío y la charlatanería por radio y TV.

Para que vean que ello es posible, allí está la columna de Juan José Panno del domingo pasado en Página 12 (La superfinal que juegan todos) para rescatar desde poesías a referencias inteligentes sobre los Boca-River que se vienen y, entre otras cosas, el buen enfoque del periodista Juan Pablo Csipka cuando señaló: “que los encargados del VAR no sean argentinos, que el periodismo deportivo mainstream no haga papelones ni operaciones ni debates en cadena de cuatro gordos hablando de fúbol (algo imposible ya sé) y que se llame a silencio el hincha número uno de Boca porque el horno no está para bollos con el desastre que es su gobierno”.

Oportunidad para el periodismo en general, si deja de poner las intrascendencias sobre las cuestiones importantes que afectan y duelen al país. Después quieren que no se diga que el fútbol es usado como opio de los pueblos para tapar cuestiones como meterle la mano en el bolsillo a quienes menos tienen y a quienes menos ganan. Durante media semana nos la pasamos escuchando los más variados disparates desde la Casa Rosada, la Quinta de Olivos, los y las ministras de inseguridad que ni saben de espectáculos deportivos y que nada hicieron en tres años para que en la Argentina alguna vez se pueda ir a las canchas en paz. Todo lo contrario, en el año del crecimiento implacable de las barras bravas y la intolerancia en el fútbol, (¡Van a prohibir el día de ls última final que la gente se acerque al Obelisco!) a la señora Bullrich se le ocurre decir, antes de un River-Boca que la gente si quiere armarse, que se arme.

Oportunidad para la democracia, que gozaría mucho de una señal enriquecedora si se habilitara la transmisión por TV de ambos partidos por medio de la TV pública, estatal y gratuita, para que se cumpla así el artículo 77 de la ley 26.522: “ Se garantiza el derecho al acceso universal —a través de los servicios de comunicación audiovisual— a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad. Acontecimientos de interés general. El Poder Ejecutivo nacional adoptará las medidas reglamentarias para que el ejercicio de los derechos exclusivos para la retransmisión o emisión televisiva de determinados acontecimientos de interés general de cualquier naturaleza, como los deportivos, no perjudique el derecho de los ciudadanos a seguir dichos acontecimientos en directo y de manera gratuita, en todo el territorio nacional….”

Oportunidad para la sociedad, de contener el avance de la intolerancia, con un llamado dirigencial, desde la política y desde las altas jerarquías deportivas, a que nadie escriba, cante, ni reproduzca agresiones por el valor de una camiseta.

Ahh, ¿cómo? ¿Todo esto se  llamaba la Argentina año verde? Pues entonces, sepan disculpar este delirio de sueños.