Guillermo Tagliaferri, Walter Raiño, Waldemar Iglesias, Eduardo Menegazzi, Sergio Danishewsky, Natalia Figueroa, Diego Díaz, y podemos escribir casi sesenta nombres más. Usted no los conoce, o poco sabe de ellos. Son los 65 periodistas echados días atrás por el grupo Clarín, gran parte de ellos concentrados en los ámbitos de la sección Deportes, del diario deportivo Olé; otros son reporteros gráficos de grandes trabajos en las páginas deportivas; otros geniales diseñadores de páginas que nos traían goles, atajadas, violencia en las canchas.

Es cierto, no sólo el periodismo deportivo está de duelo. Es en el periodismo argentino que se escribe otra página siniestra de la mano de los verdugos de siempre, dueños, gerentes y periodistas jerárquicos que hacen listas de inhumanidad, de desdicha, de dolor. Para ellos no existe el periodismo, para ellos existen los números, los que abultaron sus cuentas bancarias durante décadas gracias al esfuerzo y sudor de quienes ahora reciben mails y telegramas de cesantías.

Ahí está Diego Maradona viralizando un video de solidaridad con las/los periodistas echados. Se suman otras solidaridades de deportistas con mucha conciencia. Y miles de miles de abrazos en nuestro gremio que se acercan o se mandan desde muy lejos para decirles a los despedidos que estamos con ellos, que gritamos con ellos reincorporación.

El descenso a los infiernos de gran parte de la prensa deportiva envuelta en los negocios y en el interés por llevarse una mínima tajada del lucrativo asunto de la pelota (o las pelotas), continuará su descenso con este hecho trágico de abril.

Los lectores de Clarín Deportes y de Olé poco saben de la noticia. Tal vez sospechan algo cuando, con sorpresa, leen los comentarios de los últimos días sin firma. Es una de las medidas de protesta que eligieron los trabajadores/as de prensa que desde el miércoles pasado llevan acciones gremiales y paros con dignidad y acompañamiento de una parte de la base del gremio.

El deporte lo sufre también, sin saberlo. La política, la economía, el espectáculo, la vida cotidiana. Más de 3.000 periodistas expulsados a la calle en los últimos tres años y medio; diarios, revistas, radios, programas y páginas web cerradas. Así lo que queda es menos información chequeada, cada vez más noticias falsas dando vuelta por una Argentina que se hunde en la mentira y la desesperación.

La Superliga sigue su marcha, pero en cada estadio del sábado y domingo, los reporteros gráficos extienden el cartel que pensábamos no ver más: “No a los despidos en Clarín y Olé”. El público aplaude, alguno silba.

En las redacciones de Clarín y Olé 65 carteles con los nombres y apellidos de los periodistas, reporteros y diagramadores cubren las pantallas y los asientos vacíos. Muchos trabajadores/as lloran pero la mayoría concurre a las asambleas y nadie afloja allí, en esa trinchera del compañerismo.

Se pelea con dignidad, como antes. Como siempre.

Pase lo que pase, de esta historia seguramente saldrán mejores periodistas. Y estarán del lado correcto de la vida. Que es el lado de los de abajo.

Guillermo Tagliaferri, periodista de Deportes de Clarín, despedido.

La foto que encabeza éste columna: Reporteros Gráficos en cancha de Independiente en solidaridad con los despedidos.